Y llegados a aquel lugar dijeron «… Edifiquemos una ciudad y una
torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no andemos
más dispersos sobre la faz de la Tierra …».
Pero Yahveh
descendió para ver lo que los hombres estaban edificando y exclamó: « He aquí que todos forman un solo pueblo y
todos hablan una misma lengua; siendo este el principio de sus empresas, nada
les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, …
confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros …».
(Génesis 11:1-9).
Y les castigó por su arrogancia, confundiendo sus
lenguas hasta el punto que cesaron en la construcción de la torre y se dispersaron por la Tierra.
Con estas palabras se narra en el primer libro del
Antiguo Testamento, una de las muchas disputas entre la “humanidad” y sus
“dioses”, vinculadas al hecho de “edificar”, presentes en todo tipo de
culturas y religiones.
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The Tower of Babel stele. Babylon, 604-560 B.C. y dibujo de Martin Schoyen basado en un original de Andrew George. |
La fecha de elaboración del Libro del Génesis se sitúa
hacia el siglo V a.C. Basado en antiguos relatos e historias orales que se
remontan al II milenio a. C., su referencia arquitectónica es el zigurat Etemenanki
del Templo de Babilonia dedicado al dios Marduk, destruido en varias ocasiones.
Durante la Edad Media el cristianismo tomó la imagen de la Torre de Babel como ejemplo de la dificultad para acceder al conocimiento de dios y del castigo al desmedido orgullo frente al mismo, utilizándola en numerosos códices y libros de horas, a la par que inquietos viajeros como Benjamín bar Jonah (o de Tudela) creían haberla descubierto, a mediados del siglo XII, en el minarete de la mezquita de Samarra (Irak).
Pero será en pleno siglo XVI cuando se difunda
ampliamente este tema a partir del magnífico cuadro La Torre de Babel (1563) de Pieter Brueghel el Viejo (c.
1525-1569).
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La Torre de Babel (1563) de Pieter Brueghel el Viejo.
En ella la imponente construcción se acompaña con el detalle
del trabajo de canteros (algo difícil de imaginar en las antiguas tierras del
ladrillo), de sus viviendas en las plataformas intermedias, y la presencia de una
ciudad (de clara apariencia centroeuropea) con su puerto a sus pies (símbolo de
la dedicación de sus gentes al comercio). No obstante su factura constructiva más
verista se nutre de las formas de las construcciones romanas en ruinas,
especialmente del Coliseo.
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Detalles del cuadro La Torre de Babel.1563. Pieter Brueghel el Viejo |
La obra de Brueghel creó "escuela" y numerosos artistas, especialmente flamencos, repetirán tema y punto de vista de esta imagen con pequeñas variantes a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI y primera del XVII.
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'La Construction de la Tour de Babel' según Hendrick III van Cleve (1525 - 1589) y Joos de Momper,(1564 - 1635) |
Una de las últimas variantes está contenida en la publicación Turris Babel (1679), obra del erudito jesuita Athanasius Kircher (1601-1680) ilustrada por él mismo, en la que demostraba "con cálculos" la imposibilidad de construir una torre hasta el cielo ya que su enorme peso desequilibraría la Tierra.
Casi doscientos años después, en 1865 se edita "La Sainte Bible" con magníficas ilustraciones de Paul Gustave Doré, entre las que destaca la lámina "La confusion des langues",en la que con un lenguaje totalmente diferente, un tardío romanticismo, trata el ambiente y especialmente los gestos de las figuras situadas en primer término.
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Ilustraciones de "Turris Babel" (1679. A. Kircher) y "La confusion des langues. La Sainte Bible" (1865. P. G. Doré) |
A finales del siglo XIX,
y fruto de la confluencia del desarrollo de la tecnología estructural del
hierro y la incorporación del ascensor en el funcionamiento de los edificios, se empiezan a
construir con más de diez plantas de altura (Home Insurance Building. Chicago. 1885. William Le Baron Jenney), recibiendo, con toda
inocencia, el nombre de skyscrapers
(raspadores del cielo, literalmente)
En estas mismas fechas Erastus Salisbury Field (1805-1900) recreaba idealmente los grandes monumentos americanos representándolos como altas construcciones, más próximas a la imaginería de la antigua Babilonia que a los históricos edificios de su relativa y reciente historia.
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Historical Monument of the American Republic (1867-88. E. Salisbury Field) |
El siglo XX es el tiempo de las nuevas torres de Babel. La variedad de lenguas y de dioses ya no es un inconveniente, ambos se han fundido en uno, el dinero y se desarrolla una frenética carrera, primero en EE. UU. y posteriormente en todo (o casi todo) el mundo basada, parece ser, en que “el tamaño sí importa”.
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Su expresión arquitectónica, aunque no siempre, nos ha dejado magníficos testimonios, imaginados y reales, recreados por los nuevos lenguajes artísticos, la fotografía y el cine.
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Fotogramas de Metrópolis (1927. F. Lang) y King Kong (1933. M. C. Cooper y E. B. Schoedsack )
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The Chrysler Building. Detalle (1931. W. van Allen. AP Photo) y Harbor Midtown. Manhattan (1942. A. Feininger)
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The Seagram Building (1954-8. Mies v.d. Rohe y P. Johson) y The Twin Towers (1966-73. M. Yamasaki) en N.Y. |
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Y cuando
ya se ha cuestionado la escasa rentabilidad social y funcional de estos
edificios, países como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Japón, China y Malasia se disputan este discutible
título, como si
quisiesen conseguir aquello que no fueron capaces nuestros antepasados según el
texto bíblico.
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El edificio más alto: Burj Khalifa. Dubái. E.A.U. (2004-10. A. D. Smith, y SOM. Foto: Sebastián Tontsch) |
Sin tener en cuenta que “Los constructores de la torre de
Babel intentaron alcanzar el cielo a través de la arquitectura, pero a medida
que la torre crecía el cielo se alejaba”. (La arquitectura como pecado. Carmen
Pinedo Herrero. blogspot. 2015)
Esta imagen de las 180 torres de Bolonia en la Edad Media haría un buen papel en esta entrada. https://en.wikipedia.org/wiki/Towers_of_Bologna
ResponderEliminarMagnífica representación de Bolonia de Toni Pecoraro. Gracias MS.
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