lunes, 29 de junio de 2020

Habitaciones y puertas



El borrador de este artículo estaba planteado antes de que nos recluyésemos en nuestras casas con motivo de la pandemia del coronavirus. Con la experiencia de aquellos días me parece oportuno compartir la singular mirada de un artista al interior de su vivienda hace más de un siglo.

En la pintura de Vilhelm Hammershøi (1864-1916) se puede reconocer, además de una obra intimista de gran calidad estética, un detallado estudio arquitectónico de lo doméstico, en el que priman más sus cualidades espaciales que el conocimiento de su uso cotidiano. 

Sin apenas muebles ni objetos, los protagonistas de sus cuadros son los elementos básicos de cualquier vivienda: las habitaciones y las puertas que las comunican, definidas por la austera geometría de sus aristas bañadas por la fría luz danesa.

White doors ("Puertas blancas". V. Hammershoi. 1.899)

Paredes y techos redibujados por zócalos, molduras y cornisas; puertas entreabiertas que crean una continuidad visual a modo de sucesión de cámaras de espejos nos adentran en la intimidad del ¿hogar?. 

Interior with women e Interior ("Interior con mujer" e "Interior. Strandgade 30". V. Hammershoi. 1.901) 

Sus lugares son neutros, tranquilos, casi silenciosos, en los que la presencia de una figura femenina vestida de negro (su mujer, Ida Ilsted) no rompe esa extraña calma que recrea el artista cuando pinta una y otra vez el interior de una vivienda (la casa familiar en Copenhague).

Interior with woman dressed e Interior with mirror ("Interior con mujer  sentada" e "Interior con espejo". V. Hammershoi. 1.906 y 1.907)

La eliminación de todo lo que a su juicio no es esencial reduce el apacible ambiente doméstico a lo imprescindible. Una mesa, unas sillas, una cama, una chimenea o un espejo se convierten en cómplices de un espacio dominado por la intensidad del silencio. 

Interior with stove y Four rooms ("Interior con estufa" y "Cuatro habitaciones". V. Hammershoi. 1.909 y 1.914)

El propio artista decía en una entrevista “Lo que me hace elegir un motivo son las líneas, a las que me gusta llamar contenido  arquitectónico de la imagen. Y luego está la luz, por supuesto …” (W. Hammershøi, 1907).




lunes, 22 de junio de 2020

Jardines cubiertos



La transformación de los sistemas de producción industrial ha dejado en la cuneta a numerosos edificios, entre ellos antiguas fábricas construidas con diáfanas naves de estructura, generalmente, metálica.

Sus interiores, muchos de ellos vaciados de su maquinaria, deteriorados por el abandono y el paso del tiempo han sido invadidos sigilosamente por la vegetación que se aprovecha de la entrada de luz y agua a través de sus estropeadas cubiertas.

Central eléctrica abandonada NY (Foto: M. Cristopher) y Nave en Bélgcia (Foto: M. Schultz)

Los hay que afortunadamente han encontrado una segunda vida fruto de cuidadosos y razonables proyectos arquitectónicos con el consiguiente cambio de actividad, mientras en otros el mantenimiento del edificio se ha hecho “metiendo con calzador” unos usos cuya formalización ha desvirtuado el carácter del edificio.

De los primeros tenemos buenos ejemplos, de los segundos no vale la pena mostrar sus desaciertos.


Casa del Lector. Matadero Madrid (A. García Abril. 2016. Foto: R. Halve) y Ateneu Fabricació Barcelona (Oliveras y Boix. 2018. Foto: J. Hevía)

Pero en las últimas décadas muchos se han planteado como una oportunidad y respuesta en tiempos difíciles. Aquellos que con presupuestos de bajo coste intervienen “mientras tanto”, con proyectos abiertos en el tiempo para usos temporales, de baja intensidad o aprovechando su construcción como jardines cubiertos.

En 2009 se abrió al público los Jardins des Fonderies en Nantes. El plan de A. Chemetoff de 1990 para el mantenimiento de la arquitectura de la antigua fábrica Fonderies Atlantique supuso la reconversión de sus naves industriales en un jardín público, liberadas sus paredes y reparada su cubierta traslúcida.


Jardin des Fonderies. Nantes ( ADH Doazan + Hirshberger arqtos.2009)

La antigua Shilin Paper Factory situada en la ciudad de Taipei (Taiwan) fue objeto de la iniciativa "Paradise Lost in Time" en 2010 según la propuesta del colectivo de estudiantes Interbreeding Field y el profesor Li H. Lu, adecuando el espacio existente como un lugar de paso y estancial abierto al público con una serie de pasarelas y bancos de madera.


Shilin Paper Factory. Taipei (Interbreeding Field y Li H. Lu. 2010)

 También en Taiwan, en la ciudad de Taitung, la nave de los tanques de evaporación de una antigua fábrica de azúcar de principios del siglo XX, que mantenía gran parte de la maquinaria original ha sido reutilizada como centro de estudios Taitung Ruin Academy y espacio de uso público (2014, arqto. M. Casagrande con la colaboración de Nikita Wu -C LAb-) a partir de la vegetación que allí había crecido.


Taitung Ruin Academy. Taitung. (Marco Casagrande. 2014. Foto: )

Estas intervenciones, son ejemplo de una actitud, prudente y positiva con lo existente, en las que se valora, especialmente en las dos últimas, el mantenimiento de una atmósfera entre poética y desoladora que habían alcanzado con el tiempo y el desuso, dándole la vuelta a la dinámica del abandono.

lunes, 15 de junio de 2020

Visita al museo


Los museos son unos magníficos lugares para ejercitar la mirada.

Y no sólo porque el objetivo de nuestra visita sea “ver” lo expuesto. También porque a la vez que somos vistos por los protagonistas de las obras de arte, lo somos también por quienes deambulan por sus salas y nos miran igual que nosotros les miramos a ellos.

Es habitual encontrar en los grandes museos a decenas de personas tratando, no de ver sino, de fotografiar una obra maestra (parece que no se acuerdan que internet está lleno de magníficas imágenes), pero es menos normal ver una fotografía en la que aparezcamos los visitantes captados en el momento de contemplar un cuadro desde la posición de éste, como ocurre en el trabajo de Thomas Struth. 

Fragmentos de "Ante la Gioconda" (Museo del Louvre) y de la serie "Museos" (Th. Struth. 1998-2004)

Cuando observamos una obra no somos conscientes de la intensidad y curiosidad de nuestra mirada, y otra mirada -la del fotógrafo- nos la hace presente.


Jacques Tati in the Sculpture Garden of the Mo.Ma. (Y. Joel. 1958). y Little boy looking at a work of Miró (S. Weiss. 1975)

Y así se van creando situaciones que no sabemos si fueron preparadas o son fruto de la paciencia del fotógrafo o de la casualidad del momento, porque todo es posible. 

"Museo del Prado" Madrid (E. Erwitt. 1995)

Personajes que parecen recién salidos de un cuadro y que componen con aquel un nuevo cuadro (fotográfico).  A. Freeberg, autor de la serie  Guardians of Russian Arts Musseums decía que “cuando miras las pinturas, la presencia de estas mujeres se convierte en una parte inherente de otra forma de ver la obra de arte”. 
          
Kugach's Before the Dance. Galería Estatal Tretyakov. Moscú (A. Freeberg 2008)

Los contrastes entre la indumentaria de los visitantes y la de los personajes representados propicia con frecuencia un juego fotográfico y de pensamientos del tipo ¡qué belleza! dirían unos y ¡qué pintas! pensarían las otras. 

Looking at Matisse (L. Dahl-Wolfe. 1939)
  
En otros casos, la contemplación de un cuadro crea un inconsciente diálogo corporal entre la obra y los espectadores, como si la tensión contenida en aquel se transmitiese a estos.

Musée Royal des Beaux-Arts. Bruselas (J. Vink. 1974)

O se dan absurdas situaciones como la que refleja el interés por saber que pone la pequeña cartulina ante la ausencia del cuadro, mientras a las obras colindantes nadie les dedica su atención. 

Palais de Versailles.  (E. Erwitt. 1975) 
   
Y luego está el museo que no vemos ni veremos la mayoría. El museo que queda en manos del personal de mantenimiento, reflejado como una tarea habitual en la película How to Steal a Million ("Cómo robar un millón". W. Wyler. 1966) o en el silencioso momento captado por F. Henle. 


Night in the Museum of Modern Art. New York (F. Henle.1949)

O todavía más, cuando los museos cierran sus puertas y el silencio invade el espacio ocupado anteriormente por los visitantes. Esos silenciosos museos de cuya existencia nos han informado estos últimos meses, pero que afortunadamente ya están recobrando el pálpito del día a día.


El Museo del Prado durante el confinamiento (Fuente: El Confidencial)


lunes, 8 de junio de 2020

Los orígenes de la representación de la arquitectura y la ciudad



¿En qué momento las antiguas civilizaciones tuvieron la necesidad o el deseo de representar la arquitectura y la ciudad que les rodeaba?, ¿Cuáles fueron sus motivaciones?

Según el arquitecto y profesor Pedro Azara, autor del libro y de la exposición “Las casas del alma” “Existen maquetas (de edificios) desde tiempos inmemoriales. Se han encontrado incluso maquetas del neolítico en Centroeuropa … ¿Qué función tenían? ... No lo podemos saber".

Las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y Egipto (III y II milenio a.c.) nos ofrecen los testimonios más antiguos cuyo sentido se ha comprendido en relación con la arquitectura y la ciudad, y son fruto, principalmente, de dos situaciones.

Una sería la derivada del ritual de enterramiento para el que se elaboraban maquetas de casas realizadas en terracota, las llamadas “casas del alma”, que se depositaban en las tumbas de los fallecidos para alojar sus espíritus.

Casas del alma. Tumbas de Mari (2900-2460 a.c.) y Salamiyya (h. 2600 a.c.). Mesopotamia.
Casas del alma. Tumbas  de Deir el-Rifeh (210-2010 a..) y Tebas (h. 2000 a.c.). Egipto

Sorprende la creatividad para representar tan sintéticamente la esencia de esas casas incorporando curiosos detalles que dan idea de su interés por ilustrar la realidad.

La otra forma de representación celebraba el poder del rey constructor o guerrero mediante relieves en estelas o esculturas.

La estela de Djet (2900 a.c.), delicada y magistral obra artística, es el relieve egipcio más antiguo. Representa a un halcón (dios Horus) sobre un recinto con fachada de palacio y una serpiente en su interior (símbolo del nombre del rey). 

En esta ocasión la presencia de la arquitectura cumple el papel de señalar la importancia del personaje al que se hace referencia. En la capilla blanca de Sesostris I aparece otra representación de un palacio o templo parecida.

Relieves estela de Djet (2900 a.c.) y capilla blanca de Sesostris I (Karnak. 1990-1920 a.c.)

En Mesopotamia, entre las diversas estatuas del ensi (gobernante) Gudea de Lagash  (2350-2000 ac.) hay una que se singulariza por tener sobre las rodillas una tabla con el plano de un templo, un estilete y una regla graduada. La estatua estaba dentro del templo de Ningirsu al que correspondía precisamente la planta dibujada.


Estatua del ensi de Gudea de Lagash (2500-2000 a.c.) y detalle del plano del templo.

La referencia a la casa aparece en el antiguo Egipto en las pinturas de algunas cámaras funerarias, como la de Djehutinefer (Tebas Oeste, dinastía XVIII, 1550-1295 a.c.), con una sorprendente sección de la vivienda, ocupados sus diferentes niveles  por una familia y sus siervos realizando los quehaceres domésticos, o en las páginas del Libro de los Muertos (1300 a.c.).

Pintura en tumba Djehutinefer (Tebas. 1550-1295 a.c.)  y detalle de página del Libro de los Muertos (1300 a.c.)

Pero quizás la fuente más abundante en referencias sobre la ciudad son los relieves mesopotámicos en los que se narran asedios  y conquistas de ciudades. 

Destaca la representación de la ciudad elamita de Madaktu (Nínive. 669-626 a.c.) con sus límites fortificados y protegida por un curso de agua. En su interior aparecen casas similares a la “casa del alma" de dos pisos, ilustrada anteriormente.

Relieves de ciudad asiria. Nimrud (s. IX a.c.) y fragmento de ciudad elamita. Madaktu (s. VII a.c.)
Relieves de puerta del templo  Imgur-Enkil (s. IX a.c.) con cabezas de los enemigos en lo alto de los muros y Oferente meda  con la representación de una ciudad fortificada en la mano. Khorsabad (s. VIII a.c.)

Otro singular testimonio es el que nos ofrece la deteriorada estela de Oslo o de la Torre de Babel, en la que se aprecia con dificultad el dibujo de una torre con la inscripción Etemenanki zigurat Babel  (siglo VI a.c.), que se reconoce en la recreación realizada por los investigadores.

Fragmento de la estela  Babel  (s. VI a.c.) y recreación del dibujo del templo en planta y alzado.

Acostumbrados a identificar nuestras ciudades y edificios a través de Google Maps o de tantas fuentes de información existentes como algo habitual, uno tiene la tentación de preguntarse qué debieron sentir artistas y artesanos cuando dieron a luz tal forma de representación tan diferente y novedosa respecto a sus habituales manifestaciones.

lunes, 1 de junio de 2020

... y por las azoteas



Por contraposición al tejado, sobre el que hablamos la semana pasada, la azotea de un edificio es una cubierta sensiblemente horizontal prevista en muchos casos para su uso comunitario o individual y por lo tanto accesible y transitable.


Medina  Fez y Barcelona (Foto: J:M: León)

Ello le ha permitido, y le permite, servir de soporte y acompañamiento de múltiples actividades reales o figuradas, desde un "teatral" combate de boxeo al solitario reposo que invita a la confidencia. Todo ello y más ha sido reflejado frecuentemente en fotografías y películas.

Women bosing on a roof  ("Mujeres boxeando en la cubierta". 1938)
Tar beach. Brooklyn ("Playa de alquitrán". 1940. Foto: E. Clark)

Era la época de las famosas Tar beach, o playas de alquitrán, nombre que hacía referencia al acabado asfáltico de la superficie de las azoteas y al uso habitual de las mismas.

Películas de culto como The waterfront (“La ley del silencio”. E. Kazan, 1954), West Side Story (J. Robbins y R. Wise, 1962) o The passenger (“El reportero”. M. Antonioni, 1975) tienen su tiempo de amor en azoteas creadas en el estudio (las chicas portorriqueñas bailando “América”) o reales (La Pedrera).

West Side Story (J. Robbins y R. Wise.1961)
The passenger ("El reportero". M. Antonioni. 1975)

En las azoteas se han filmado numerosas persecuciones y enfrentamientos que nos han hecho recorrer ese mundo de equipos de climatización, chimeneas y anuncios, mientras en otras sus antepechos recogían encuentros y desencuentros.

Blade Runner  (R. Scott. 1982)
Regreso a Ítaca (L. Cantet. 2014)

La vida cotidiana de las azoteas, la realidad del día a día ha sido objeto de la atención  de fotógrafos como T. Hoepker, P. Masturzo, premio World Press Photo 2009 por su fotografía On Theran Rooftops (“Desde los tejados de Teherán”), o R. Jacquet-Lagrèze, autor de la serie Concrete Stories realizada en Hong Kong.

Sunbathing NY (T. Hoepker)
On Theran Rooftops (“Desde los tejados de Teherán”. P. Masturzo. 2009)
Concrete StoriesHong Kong (R. Jacquet-Lagrèze)

También de reportajes que nos muestran la “infraciudad” que a modo de chabolismo en las alturas se ha construido en las azoteas del barrio Tai Kok Tsui de Hong Kong.

Chabolas en las azoteas de Tai Kok Tsui. Hong Kong

Mientras en el otro extremo del mundo, en Nueva York, las azoteas pasaron a ser el “escenario” de espectáculos de danza contemporánea, de sesiones fotográficas o de glamurosas bodas.

Roof Piece. NY (T. Brown. 1973. Foto B. Mangolte)

High Line Roof Piece. NY (Trisha Brown Dance Company. 2011)
 Men in the Cities. NY. (R. Longo. 1982)

Pero por frenéticas, deslumbrantes  o cotidianas que sean las historias narradas por el cine y la fotografía, yo me sigo quedando con las imágenes de aquel improvisado concierto que montaron The Beatles en la azotea del nº 3 de Savile Road en Londres el año 1969, hace algo más de 51 años.

Concierto de The Beatles en  la azotea del 3 Savile Road. Londres (1969)
Y si bien la policía interrumpió la actuación ante las quejas de los vecinos, siempre nos quedará el recuerdo de los compases de Get Back desde la azotea

(Copia y pega en Nueva pestaña y podrás ver y oir parte del concierto)

https://www.rtve.es/alacarta/videos/musica-en-el-archivo-de-rtve/the-beatles-get-back/571433/