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lunes, 2 de abril de 2018

El plano de la ciudad

Con el desarrollo de la ciudad, en la Antiguedad se hizo necesaria su representación en planos como fórmula de conocimiento y control de la misma.

En la Colección Hilprecht, de la Universidad de Jena (Alemania) se encuentra uno de los documentos cartográficos más antiguos. Se trata de un fragmento de una tablilla cerámica en la que se dibujaron y referenciaron con escritura cuneiforme templos, puertas de la ciudad, e incluso los canales que la atravesaban. 

Tablilla de Nippur (c.1500 a.C.)

Lo esquemático de su grafismo no puede ocultar el ingente proceso mental que permitió a sus autores pasar de la realidad constatable a un abstracto documento realizado con gran rigor, tal como se ha podido comprobar con los restos arqueológicos encontrados.

Pero será durante la creación y consolidación del Imperio Romano cuando se desarrolle todo un conjunto de técnicas que facilitarán a sus gobernantes el conocer la extensión de sus territorios o la organización de sus ciudades.

    
Fragmento de la Forma Urbis Marmórea
Fragmento de la Forma urbis Marmórea





























Pero será durante la creación y consolidación del Imperio Romano cuando se desarrolle todo un conjunto de técnicas que permitirán a sus gobernantes conocer la extensión de sus territorios o la organización de sus ciudades.

Hacia comienzos del siglo III d.C., se tiene constancia de que en el Templo de la Paz del Foro de Vespasiano, en Roma, existía sobre una de las paredes de las salas anexas un enorme plano que representaba con detalle el conjunto de la ciudad con sus calles y edificios.

Construido con 150 losas de mármol, medía unos 18 por 13 metros, y su nombre era “Forma Urbis Marmorea” o “Forma Urbis Severiana” en honor al emperador Septimio Severo.

A lo largo de los llamados siglos oscuros el edificio fue parcialmente demolido y sus mármoles perdidos o reutilizados, rotos, en otras construcciones, aunque el aprovechamiento de una de las paredes de la sala como muro de la iglesia de los Santos Cosme y Damián y diversas excavaciones arqueológicas ha permitido recuperar más de mil pequeños, pero muy ilustrativos fragmentos del grandioso plano de la ciudad, pero que no alcanzan al 10% de la superficie original.


Muro de la Forma Urbis Marmórea en la Iglesia de San Cosme y San Damián. Roma
Hace dos décadas, la Universidad de Stanford puso en marcha el “Proyecto Digital Forma Urbis” con el objetivo de recrear la imagen original, como si de un virtual rompecabezas se tratase y que se iría completando, con paciencia, a medida que vayan descubriéndose nuevas piezas. 

Pianta de Roma. L´Antichitá Romana, (G. B. Piranesi 1756)


lunes, 29 de enero de 2018

La ciudad redibujada

Si en algunos edificios podemos encontrar restos de dibujos de cómo planteaba el autor el “modelo” de lo proyectado, ilustrando así al constructor sobre el resultado deseado, en general este no es el caso de  la ciudad. La enorme diferencia de tamaño, y por lo tanto de escala, juegan en contra de ésta.

En cambio si es más frecuente la presencia, a modo de reconocimiento o de simple guiño, de alguna forma de representación del plano de la ciudad o de algún lugar significativo de la misma, con el didáctico valor de explicar  a los ciudadanos las claves de lo que fue o es. 

En 1977, R. Venturi y D. Scott-Brown diseñan la actual Freedom Place, originalmente Western Place, en Washington, representando con su pavimento parte del Plan urbanístico de P. Ch. L´Enfant (1791) y la posición del Capitolio, la Casa Blanca y el National Mall, haciendo que los vecinos pasen y paseen por encima de su ciudad.

Washington. Foto: Forward Critic

Más humilde de tamaño, que no de calidad y cualidad urbana, es el recordatorio que Verona hace a sus orígenes romanos con una plancha de latón inserta en el pavimento de una de sus calles, y en la que un suave relieve hace patente la relación entre la trama urbana y el anfiteatro.

Verona. Foto J.M.L. 2009
Hace años, con motivo de la creación de un pequeño espacio público en una localidad riojana, tuve la oportunidad de aplicar este guiño identificativo con un sencillo y económico recurso.

En el fondo de la nueva fuente se reprodujo con tiras de mármol, el plano de la plaza con la fuente y su entorno. Con el paso del tiempo, y un descuidado mantenimiento, el fondo de la fuente se fue llenando de sedimentos hasta ocultar el dibujo, que volvió a emerger después de la limpieza del mismo.
Huércanos (La Rioja). Foto J.M.L. 1986
De esta forma, sin haberlo buscado, durante un tiempo un fragmento del pueblo, mejor dicho de su plano, aparecía y desaparecía del fondo de la fuente.