lunes, 29 de abril de 2019

Escenas urbanas ________________________________________________________


Acostumbrados a pensar que siempre está ahí, y que sigue siendo más o menos igual que el día anterior, ignoramos frecuentemente el gran teatro que es “la ciudad”.

Y así no nos damos cuenta de lo que constantemente pasa a nuestro alrededor, de cómo no sólo sus habitantes, nosotros, entramos y salimos de la escena; tampoco de qué manera los decorados van variando, algunas veces drásticamente, en general poco a poco, pero siempre asombrando por lo diferente a lo que uno podía imaginar.

Sobre todo por descubrir que las cosas que acontecen en nuestro deambular son menos "causales" y más "casuales" de lo que pensamos. En muchos casos se deben al azar que nos ha colocado, o las ha colocado, en el sitio en el que se posa nuestra mirada, más que fruto de un propósito pensado por no se sabe quien.

Seguro que quien aparcó su vehículo no repararía en un primer momento que lo hacía delante de un local de “Pinturas y Decoración”, en cuya fachada un enorme bote de pintura parece derramar su contenido sobre el coche. 
Logroño (Foto A. León)

Ni tampoco quien, no teniendo un hogar para vivir, se puso a dormir delante del escaparate de una conocida franquicia comercial de “cosas” para el hogar, como la cama que exhibe en el escaparate.

Barcelona (Fuente: El País) 

O si no ¿cómo entender que al ir a fotografiar la “curiosa” fachada del edificio de servicios de una urbanización, recientemente ilustrada con una ingenua perspectiva, se levantase del banco más próximo el joven que estaba sentado, al que no conocía de nada, y se pusiese a andar delante de la cámara como si quisiese alcanzar el infinito? 

Laredo. Cantabria (Foto: J. M. León)

La ciudad del azar, siempre tan agradecida a la mirada.



lunes, 22 de abril de 2019

Las casas de los libros ________________________________________________________


Pocas casas tienen moradores tan discretos y agradecidos como las bibliotecas.

Y si bien sus ocupantes, los libros, han sufrido a lo largo de la historia desde la desidia hasta el olvido, recurrentemente volvemos a ellas.

Las más antiguas de las que se tiene referencia, las de Nínive, Tebas, Alejandría, etc., desaparecieron hace siglos, como siempre, fruto de la barbarie y la destrucción a manos de otras “culturas”, pero nos queda el recuerdo de su importancia en su época.

En cualquier caso sus edificios, lo que de ellos se cuenta y los que se conservan, eran y son el testimonio de la preocupación e interés de cada sociedad por guardar “el conocimiento de las cosas y de las ideas” y ponerlo a disposición de los ciudadanos.

Prueba de ello son los hermosos espacios destinados a tal fin, muchos de los cuales recogió la fotógrafa Candida Höfer en su obra Libraries (Thames and Hudson Ltd. 2005) prologada por Umberto Ecco.

Trinity College Library. Dublin (Foto: Candida Höfer)
Y otros muchos realizados a lo largo del siglo XX por los maestros de una(s) nueva(s) arquitectura(s) como Erick Gunnar Asplund (Estocolmo, 1918-28), Alvar Aalto (Viipuri, 1927-35, Rovaniemi, 1963-68. etc.), Ludwig Mies van der Rohe (Washington, 1962-72), Luis I. Kahn (New Hampshire, 1965-72), etc.

Biblioteca Pública de Estocolmo. E.G. Asplund (Foto: Arild Vågen)
Por eso llaman la atención, literalmente, algunas realizaciones que parecen sumarse al “espectáculo” tan frecuente en nuestro tiempo.

La búsqueda de una pretendida densidad arquitectónica que refleje la contenida en los libros parece difícil de conseguir  recurriendo a la imagen de unas estanterías infinitas, que se tienen que dejar vacías como en la Biblioteca de Musashino (Tokio, 2010), obra del arquitecto Sou Fujimoto,

Biblioteca de Musashino. Tokio. Sou Fujimoto (Fuente: EPdLP)
o a colocar unos frentes de aluminio que simulan falsos libros en las estanterías inalcanzables de la  Biblioteca del Centro Cultural del distrito Binhai en Tianjin (China, 2017), del estudio holandés  MVRDV.

Biblioteca Centro Cultural de Binhai. Tianjin. MVRDV.  (Foto: Fred Dufour. AFP)

Decía el escritor Jorge Luis Borges (1899-1986) “… Siempre imaginé que el Paraíso será algún tipo de biblioteca”. Sin pretender que la arquitectura pueda alcanzar tal calificativo, seguramente tenía razón cuando precisaba “algún tipo de biblioteca”, no todas.

lunes, 15 de abril de 2019

La ciudad de la Pasión ________________________________________________________


Recientemente ha comenzado la llamada Semana Santa en el “mundo católico”, con centenares de fieles e infieles “penitentes” inundando nuestras ciudades en unas procesiones que cada vez tienen más de espectáculo pseudo-turístico.

Es tal el "ruido" que generan que resulta difícil sustraerse a la tentación de hacer una rápida referencia al importante papel de la ciudad de Jerusalén, la ciudad bíblica por antonomasia, en el imaginario de  la Pasión de Cristo.

La historia de la sociedad bajo influencia cristiana nos ha legado numerosos y magníficos testimonios artísticos de los sucesos que narran los últimos días de Jesús de Nazaret.

Pero no son tantos los que recurren a la presencia, próxima o lejana, de la ciudad para acompañar el relato. Seguramente la búsqueda del recogimiento y reflexión que debieran inspirar estos hechos resulta más adecuada de la mano de las figuras representadas por Diego Velázquez (1599-1660) o incluso por Francis Bacon (1909-92).

Cristo crucificado (D. Velázquez,, c.1632) y La Crucifixión (F. Bacon)

Por ello llama la atención la obra de aquellos artistas que, con las herramientas culturales y la fe de cada época, hacen presente la ciudad, más allá de una lejana silueta.

A principios del s. XIV, el maestro Duccio di Buoninsegna (c. 1255-c.1319) pinta como retablo para la catedral de Siena la Maestá (La Majestad. 1308-11). En la parte posterior de la misma, visible al no estar originalmente apoyada sobre un muro, representa 26 escenas de la Pasión de Cristo como si  tratase de contar la historia por viñetas.

Y si bien las protagonistas son las figuras, en la mayoría la arquitectura de pórticos, arcos y loggias está representada a través de sencillas perspectivas, utilizando una imaginativa solución para enlazar las escenas que van colocadas una encima de la otra.

La Maestá (Duccio di Buoninsegna, 1308-11)

Más de siglo y medio después, hacia 1470, Hans Memling (1440-1494) recibe el encargo de la acaudalada familia Portinari de pintar el cuadro “Escenas de la Pasión de Cristo”.

En este caso el cuadro es un absoluto continuum de escenas que se desarrollan en las calles de una particular Jerusalén, amurallada, de traza circular, renacentista en su ambiente, y en la que se reconocen las tipologías edificatorias de la época, más o menos fantaseadas.

La historia comienza arriba, a la izda, con la entrada de Jesús en Jerusalén, tiene su culmen después de recorrer la ciudad en la parte superior del cuadro con la crucifixión en la lejanía, para terminar en el centro a la derecha.

Escenas de la Pasión de Cristo (Hans Memling, c.1470)

Pasados unos días, la tensión contenida en los cuadros señalados desaparecerá, igual que lo harán los sones de los tambores, los brillos de las velas y los capuchones de los penitentes para que la ciudad vuelva a su auténtico espectáculo, el día a día.

lunes, 8 de abril de 2019

Ciudades de emergencia permanentes ________________________________________________________


En el año 2005 la ONU-Habitat recabó de las autoridades de todo el mundo la definición de ciudad según cada país.

El resultado oscilaba entre las consideraciones basadas en el tamaño (a partir de 1.000 ó 2.000 habitantes), las características socioeconómicas (actividad predominantemente no agrícola) o, en algunos casos, los menos, la densidad de población (1.000 personas por milla cuadrada o 1500 por kilómetro cuadrado).

A ello se podrían añadir como características deseables la presencia de una estructura urbana, la existencia de una regulación de la convivencia, la disponibilidad de servicios y dotaciones mínimas, etc.

Pues todas estas condiciones las cumplen, en situaciones límites, unas de momento no-ciudades, cuyo nombre políticamente correcto es “asentamientos provisionales” o “campos de refugiados”.

El "campo" de Za´atari. Jordania (Fuente: El Confidencial)

No importa que “sólo” cuenten con una población de decenas de miles de habitantes. Dabaad (Kenia) tiene casi 250.000 habitantes en tres “campos”, algo menos tiene Dollo Ado (Etiopía), más de cien mil personas viven en Jabalia (Gaza, Palestina), y así mucho, muchos más.

Tampoco parece importar que los haya que empezaron a formarse por la huída de sus hogares ante invasiones o expulsados de sus países hace más de 40 años (Tinduf en Argelia, Ein el-Jilue en Líbano, etc.)

El "campo" de Mogadishu. Somalia (Fuente: Pikara Magazine)

Es verdad que sus alojamientos son, en general, de una  precariedad absoluta, que no existe, generalmente, una actividad económica reglada, que sus dotaciones son escasas, cuando no inexistentes, a pesar del esfuerzo y voluntarismo de agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales.

Forman parte de los llamados “efectos secundarios” del reparto de los ámbitos de influencias políticas, militares y especialmente económicas en el mundo y se aceptan como las válvulas de escape de una situación explosiva en la que se cuece ¿el qué?, ¿por quién? y ¿para quién?...

El "campo" de Dadaab. Kenia (Fuente: Wanafrica news)

En el año 2016 el Museum of Modern Art  (MoMA)de Nueva York presentó la exposición Insecurities: Tracing Displacement and Shelter sobre la situación de los refugiados en el mundo actual desde una perspectiva arquitectónica, dentro de una serie de exposiciones agrupadas bajo el nombre de Ciudadanos y Fronteras”.

En la  misma se exhibía el modelo de “refugio” diseñado fruto de la colaboración entre la Fundación Ikea y la empresa sueca  Better Shelter, que se definía frente a la precariedad de lo utilizado hasta la fecha como “lo suficientemente estable para que su transitoriedad puede prolongarse eternamente”.


Ante esta situación, que lo único que plantea es la continuidad de lo existente, parece mucho más interesante reflexionar sobre  propuestas como la desarrollada ese mismo año, 2016, por la arquitecta Marta Fernández Cortés en su Proyecto Fin de Carrera en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona bajo el nombre “ Raíces en el exilio: Asentamiento (a)temporal para refugiados de la guerra siria: Campo de Za´atari (Jordania)”, en el que plantea la conversión del “campo de refugiados” en una “ciudad”. (ver Raíces en el desierto. UPCommons).

Detalle del PFC "Raíces en el exilio: Asentamiento (a)temporal. Campo de Za´atari. Jordania" (arqta: Marta Fdez. Cortés)



lunes, 1 de abril de 2019

Una imagen vale más que ... _______________________________________________________

Pocas expresiones como la de “una imagen vale más que mil palabras” parecen tener más sentido que en la sociedad actual, tan dominada por el mundo de la representación en sus variadas escalas y tecnologías.

Y así nos olvidamos que en las sociedades primitivas, antes del desarrollo de un lenguaje y vocabulario estructurado, por ejemplo, la silueta de una mano impresa en negativo sobre la roca en las cuevas de Cantabria (España) o en las de la Patagonia (Argentina) cumplía el papel de transmitir deseos, implorar favores o expresar sentimientos.

Cueva de Altamira. Cantabria (Fuente: EFE) 

Pasaron siglos, culturas e imperios, y los testimonios gráficos alcanzaron una capacidad de síntesis y permanencia que han llegado hasta nuestros días. Unos sólo al alcance de un reducido grupo de gente ilustrada, otros destinados a la mayoría de una sociedad que no sabía leer ni escribir; todos ellos contribuyeron eficazmente a la comunicación social.

Y si bien habría torpes imágenes que a duras penas podían entenderse, en la mayoría de los casos predomina la simplicidad y lo obvio, pero también la sencillez y lo elaborado.

Desde las magníficas portadas románicas o góticas, verdaderos manuales al servicio de una rudimentaria fe, hasta la incorporación, a modo de detalle, de una imagen o de su repetición para componer la fachada de un edificio moderno hay un largo y brillante camino recorrido.

La fachada del Ospedale degli Innocenti de Florencia (F. Bruneleschi. 1419), promovido por el poderoso  Arte della Seta (Gremio de la Seda), constituye un sutil ejercicio de referencia al uso del edificio a través del trabajo realizado  por Andrea della Robbia (1499) en los tondos situados entre los arcos del pórtico.


Fachada y detalle del Hospital de los Inocentes. Florencia (Foto: J. M. León)

Las figuras de niños envueltos en pañales, realizadas en terracota esmaltada, fue el motivo elegido para poner de manifiesto el primitivo uso del edificio, acoger a los niños que se abandonaban a la puerta del mismo.

Bien diferente es el caso, cinco siglos después, del edificio de oficinas construido en 1997 por la Longaberger Basket  Company, para sede de sus oficinas en Ohio (EE. UU.)

Con el descaro que permiten las soluciones inmediatas, sin ningún pudor por la ausencia de la mínima reflexión arquitectónica un edificio de 7 plantas se presenta simulando una gigantesca cesta de lamas de madera. ¿Qué mejor imagen que ésta para una empresa que se dedicaba a la fabricación de, seguro que excelentes, cestas de madera de arce debieron pensar sus promotores  y los técnicos que diseñaron el edificio ? 

Edificio de la compañía Longaberger Basket. Ohio (Foro: A. Mc. Lean. Fuente: Longaberger Cía)

De forma más que esporádica, con más frecuencia de la deseable, aparecen en el panorama de nuestros entornos edificios absolutamente prescindibles, que por su configuración parecen responder al título del  artículo con otro título, “el sueño de la (sin)razón produce monstruos”.