lunes, 20 de agosto de 2018

Del baño de olas a Aldo Rossi : Las casetas de la playa ________________________________________________________


En 1750 el Dr. Russell (1687 – 1759), médico británico especialista, publicó en latín “De tabe glandulari. sive de usu aquae marinae in morbis glandularum dissertatio (Disertación sobre  la utilización del agua de mar en enfermedades de las glándulas), en la que explicaba los beneficios para la salud de bañarse en el mar.

La divulgación de su estudio contribuyó a desarrollar una corriente “naturista”, especialmente entre la clase adinerada que sobrepasó su objetivo terapéutico, convirtiendo los llamados “Baños de olas” en una moda que se extendió rápidamente.

Pero la sociedad más liberal de aquellos años tuvo que organizar todo un ritual en torno al baño público, bajo la atenta mirada de la moral dominante que no podía permitir veleidades nudistas que atentasen al decoro en el vestir y en el comportamiento entre sexos, especialmente a la hora de cambiarse de ropa en un lugar público.


Victorian bathing machin. (Caseta de baño)

La solución llegó (para los que tenían dinero para pagarla) con la construcción en madera de unas “casetas” cubiertas a dos aguas y montadas sobre ruedas, que arrastradas por caballerías o bueyes  permitían a sus usuarios aparecer, como por arte de magia, dentro del mar.

En general su formalización era muy similar de una playa a otra, y sólo la presencia de detalles ornamentales y de color contribuían a su diferenciación.


Ilustración revista principios s. XX 
Como excepción, cuando algún miembro de la familia real, fuese española o británica, quería disfrutar del placer del “Baño de olas” el pequeño habitáculo dejaba de ser tal dotándolo del empaque que requería el rango de su usuario. La caseta de baño” que el rey Alfonso XIII utilizaba durante sus estancias veraniegas en San Sebastián, a principios del silo XX, se desplazaba sobre raíles mediante un motor de vapor, y albergaba salas de descanso, dormitorio, "excusado", etc.  
"Caseta de baño"· de S.A.R. Alfonso XIII (San Sebastián. h. 1005)
La popularización de la práctica del baño playero dio lugar a construcciones fijas, municipales o pertenecientes a algún hotel, que acompañaron la creación de los paseos marítimos, moviéndose estilísticamente entre la reproducción del modelo tradicional y la vinculación a la modernidad de los años 50.

Casetas de baño en Badalona (Barcelona)
Casetas de baño en la Playa de la Victoria (Cádiz. años 50-60)
Estas construcciones, caracterizadas por su sintética sencillez, fueron objeto de la atención de pintores como Giorgio de Chirico (1888-1978), que las representó en sus metafísicas vistas componiendo una serie que denominó "Baños misteriosos".

Baños misteriosos (G. de Chitico. 1938 y h. 1965)
Pero será unos años más tarde cuando esta tipología sea retomada por el arquitecto y ensayista Aldo Rossi (1931-97) como un referente más de una arquitectura que, si bien correspondía a un momento y uso muy determinado, anclaba sus raíces en las formas primigenias de la misma, con una referencia explícita al templo clásico, y en nuestro tiempo a la representación inconsciente de la  cas(it)a.


Viviendas en Mozzo (Bérgamo. 1977-79) y Monumento ai Partigiani (Segrate. 1965-67). Aldo Rossi

Dibujos de casetas de baños (1979) y Casa dello studente. (Chieti1976). Aldo Rossi

Tapiz Souvenir de l´Afrique y armario Cabine dell´Elba (1980). Aldo Rossi

 Y así estará presente en numerosos y variados proyectos de todo tipo, independientemente de su escala y literalidad.

Desde las viviendas para los estudiantes en Chietti ( Italia) hasta el diseño de una alfombra con el nombre de Souvenir d´Afrique, desde los trabajos preparatorios para el diseño del armario Cabine dell´Elba hasta los pórticos de las viviendas en hilera en Mozzo (Bérgamo), desde el Monumento ai Partigiani en la Plaza del Municipio de Segrate (1965-67) a los múltiples bocetos de otros proyectos, Rossi insiste en su referencia a una arquitectura mezcla de "... casa, vestuario, pequeño cementerio, armario, teatro, ..."

Una arquitectura, en fin, como " ... instrumento que permite el acontecer de un hecho", en palabras del arquitecto (Autobiografía Científica. 1981)

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