lunes, 17 de junio de 2019

Sólo fachadas ___________________________

Si bien la fachada no debiera verse como un elemento autónomo del proyecto arquitectónico, al ser lo único que percibimos desde la calle, aquella ha cobrado a nuestros ojos una cierta independencia, haciendo prescindible el conocimiento del resto del edificio.

Esta situación ha propiciado diversas actitudes y planteamientos artísticos que, partiendo de esa imagen tan visible, han incidido en la idea de la calle como suma de fachadas.

Con miradas y técnicas muy diferentes, las fotografías de Gregor Sailer (1980, Schwaz, Tyrol. Austria) y de Zacharie Gaudrillot-Roy (1986, L´Arbresle, Rhöne. Francia) nos hablan de ciudades hechas exclusivamente de fachadas.

En el primer caso buscando aquellas que así fueron concebidas, simulando ser lo que no eran, haciendo patente su condición de decorado.


Carson City VI. Vargarda, Suecia (Fotografía : G. Sailer. 2016)
Carson City VII. Vargarda, Suecia (Fotografía : G. Sailer. 2016)

En el segundo eliminando de las imágenes de la ciudad real aquello que le dota de una cierta verosimilitud, hasta reducirla a una extraña y surrealista caricatura de sí misma.


Facades (Fotografía: Z. Graudillot-Roy. 2014)
Circulation(s) (Fotografía: Z. Graudillot-Roy. 2014)
En ambos casos, estas “nuevas” ciudades son falsos lugares, irreales, sin presencia humana (¿Quién va a vivir en una ciudad sólo de fachadas?) y cobran una presencia fantasmal, más allá de lo estrictamente teatral, en las que sólo parece moverse el aire que se cuela entre ellas y algunos desubicados espectadores.

Se dice que cuando la emperatriz rusa Catalina II visitó a finales del siglo XVIII los territorios de Crimea, su mariscal G. Potiomkin (o Potemkin) hizo levantar falsas fachadas de aldeas y pueblos para que su majestad percibiese, desde lejos, la bondad de su política en el mundo rural. A partir de este momento, a este tipo de edificaciones o de imágenes se les conoce con el nombre de Pueblos Potemkin, y han seguido siendo “utilizadas” con el mismo fin, la propaganda del poder, en diferentes países. 






1 comentario:

  1. ¡Qué casualidad que me tropecé ayer con esta anécdota sobre Potemkin en los diarios de Camus! Siempre tan interesantes las mañanas del lunes...

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