lunes, 6 de abril de 2020

La ciudad pintada en el Trecento y el Cuattrocento



Con Giotto (c. 1267- 1337), la pintura del Trecento y del Cuattrocento fue progresivamente desarrollando un nuevo sistema de representación tridimensional, desde la ingenuidad de quien no domina la técnica de la perspectiva hasta llegar al rigor que emana el tratado de L. B. Alberti, De Pictura (1435) un siglo más tarde.

"La expulsión de los demonios en Arezzo" (Giotto, c. 1300) y "Anunciación" (Francesco del Cossa, 1470)

A la par se incorpora con nitidez el espacio arquitectónico presentando y reivindicando la sociedad urbana como algo propio.

El ejemplo paradigmático es la obra Allegorie ed effetti del Buono e del Cattivo Governo in città e nel contado de los hermanos P. y A. Lorenzetti (1290-1348). Con un formato y sentido más allá de los límites del cuadro y del protagonismo de una figura central, los múltiples detalles de la ciudad representada nos ilustran con profusión y detalle sobre la arquitectura y los usos y costumbres en el siglo XIV. 

Fragmento de "Alegoría del buen y mal gobierno" (P. y A. Lorenzetti, 1348)

Por ello merece la pena detener la mirada en los pormenores dentro de la obra de tantos artistas, con la idea de abstraer un fragmento de la narración mostrándolo independiente de su papel original.

En su nuevo formato muchas arquitecturas se representan como construcciones autónomas, como elementos de un catálogo de artefactos o edificios casi metafísicos.

Detalle de "La renuncia a los bienes". Vida de san Francisco (Giotto, c. 1297)
Detalle de "La liberación del hereje Pietro". Vida de san Francisco (Giotto, c. 1297)
Detalle de "Lapidación de san Esteban" (Paolo Uccello, 1435)

En cambio, la referencia urbana aparece como un conjunto denso y abigarrado de múltiples planos recortados por tejados, almenas y pináculos, en los que los detalles no cobran importancia frente al movimiento de volúmenes. 

Detalle de "La curación de los ciegos" (Duccio, 1308)
Detalle de "Milagro del Bto. Agostino Novello" (S. Martini, 1324)
Detalle de "Descubrimiento y prueba de la Vera Cruz" (P. della Francesca, 1460)
Detalle de "Martirio de san Sebastián" (L. Signorelli, 1498) 

Geometrías arquitectónicas y urbanas que trasladadas por un momento de su papel de fondos escenográficos al de protagonistas absolutas sorprenden por su "modernidad".





  


5 comentarios:

  1. Nunca me había detenido así ante la pintura renacentista;volúmenes con color enlazados por la perspectiva en pañales (yo soy mas de flamencos "Patinir..."). Un descubrimiento para poder disfrutar con más conocimiento de causa y más ideas para pintar mi terraza cuando se reanuden las obras.Ay!.¿cuando?. Gracias, tendré que pagarte derechos de autor.

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  2. No siendo el paisaje el motivo principal del cuadro, sorprende la riqueza de detalles y la gran maestría en su ejecución.

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    1. Gracias Jaime por tu compañía. Realmente resulta fantástico observar con detenimiento la pintura de estos siglos por la cantidad de "cuadros" que hay dentro del cuadro. La escena principal, la referencia a la ciudad y/o al paisaje, el detalle de la arquitectura y la presencia de lejanos personajes o animales. ¿Quién da más ?

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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