Hace dos años se conmemoró el V centenario de la muerte de
Hyeronimus Bosch -El Bosco- (1450-1516) y su celebración fue acompañada de numerosas exposiciones,
publicaciones y análisis de su obra.
Una obra fascinante en múltiples aspectos. Uno de ellos, obviamente no el más importante, pero sí interesante, es la presencia de la ciudad y la
arquitectura, bien formando parte del fondo paisajístico o con un
cierto protagonismo, siempre subsidiario al de los personajes e historias de cada cuadro.
Si en la temática de su obra se hace una referencia explícita a
los vicios y pecados contra la religión, como era habitual desde la Edad Media y a principios del siglo XVI, utilizando un imaginario jocoso y grotesco frente a lo beatífico
(infierno-cielo), la representación arquitectónica debía acompañar la narración.
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Las tentaciones de San Antonio (h.1500. Museo N.A.A. Lisboa) |
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Las tentaciones de San Antonio (h.1500. Museo N.A.A. Lisboa) |
Así, las imágenes de lo que podríamos llamar “casas-personas” hacen referencia al burdel, a la casa de juego y a la taberna, donde la lascivia y la lujuria habitan a través de viejas alcahuetas y seductoras doncellas.
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El Jardín de las delicias (1490-1500. Museo del Prado. Madrid) |
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El carro de heno. (1512-14. Museo del Prado. Madrid) |
El castigo divino para quienes se han apartado de las normas
de la Iglesia -el infierno- aparece frecuentemente caracterizado como una
ciudad en llamas sobre las que se recortan las siluetas de ahorcados y
empalados.
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La Adoración de los Magos (h. 1494. Museo del Prado. Madrid) |
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Las tentaciones de San Antonio. (h. 1500. Museo N.A.A.Lisboa) |
Esta recurrencia a la imagen satírica y apocalíptica se
contrapone a una mirada más realista, casi amable, a la hora de representar humildes
construcciones
como
en el Tríptico de la Adoración de los Magos (h. 1494. Museo del Prado.
Madrid) o las arquitecturas de las ciudades dispuestas al fondo del cuadro, con referencias al Renacimiento en la forma de los grandes edificios que sobresalen
del caserío.
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El Jardín de las delicias (1490-1500. Museo del Prado. Madrid) |
Pero donde se manifiesta la maestría que caracteriza su obra
es en la formalización de esas singulares construcciones, ¿arquitecturas?,
¿esculturas?, a caballo entre lo vegetal y lo mineral, teñidas de rosa, a modo
de monumentos florales con fuentes entre cuyos pliegues y recovecos diminutas
figuras se esconden de la mirada divina.
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