jueves, 5 de abril de 2018

Las arquitecturas de El Bosco ____________________________________________________


Hace dos años se conmemoró el V centenario de la muerte de Hyeronimus Bosch -El Bosco- (1450-1516) y su celebración fue acompañada de numerosas exposiciones, publicaciones y análisis de su obra.

Una obra fascinante en múltiples aspectos. Uno de ellos, obviamente no el más importante, pero sí interesante, es la presencia de la ciudad y la arquitectura, bien formando parte del fondo paisajístico o con un cierto protagonismo, siempre subsidiario al de los personajes e historias de cada cuadro.

Si en la temática de su obra se hace una referencia explícita a los vicios y pecados contra la religión, como era habitual desde la Edad Media y a principios del siglo XVI, utilizando un imaginario jocoso y grotesco frente a lo beatífico (infierno-cielo), la representación arquitectónica debía acompañar la narración.

Las tentaciones de San Antonio (h.1500. Museo N.A.A. Lisboa)
Las tentaciones de San Antonio (h.1500. Museo N.A.A. Lisboa)
Así, las imágenes de lo que podríamos llamar “casas-personas” hacen referencia al burdel, a la casa de juego y a la taberna, donde la lascivia y la lujuria habitan a través de viejas alcahuetas y seductoras doncellas. 


El Jardín de las delicias (1490-1500. Museo del Prado. Madrid)
El carro de heno. (1512-14. Museo del Prado. Madrid)
El castigo divino para quienes se han apartado de las normas de la Iglesia -el infierno- aparece frecuentemente caracterizado como una ciudad en llamas sobre las que se recortan las siluetas de ahorcados y empalados.

La Adoración de los Magos (h. 1494. Museo del Prado. Madrid)
Las tentaciones de San Antonio. (h. 1500. Museo N.A.A.Lisboa)
Esta recurrencia a la imagen satírica y apocalíptica se contrapone a una mirada más realista, casi amable, a la hora de representar humildes construcciones como en el Tríptico de la Adoración de los Magos (h. 1494. Museo del Prado. Madrid) o las arquitecturas de las ciudades dispuestas al fondo del cuadro, con referencias al Renacimiento en la forma de los grandes edificios que sobresalen del caserío.

El Jardín de las delicias (1490-1500. Museo del Prado. Madrid)
Pero donde se manifiesta la maestría que caracteriza su obra es en la formalización de esas singulares construcciones, ¿arquitecturas?, ¿esculturas?, a caballo entre lo vegetal y lo mineral, teñidas de rosa, a modo de monumentos florales con fuentes entre cuyos pliegues y recovecos diminutas figuras se esconden de la mirada divina.




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