En los primeros años después del triunfo de la Revolución
Cubana (1 de enero de 1959) se produjo un radical cambio en la arquitectura
fruto de los postulados sociales y políticos del Gobierno emergente.
Durante el período comprendido entre 1959 y 1966, los
proyectos arquitectónicos promovidos por la Administración y redactados por un
reducido número de arquitectos, comprometidos con la nueva situación, supusieron
un significativo “giro” no sólo en los objetivos, también en sus referencias proyectuales.
El círculo se convirtió en el soporte geométrico de muchas
de sus obras.
Seguramente en ello influyó un cierto voluntarismo
ideológico por “diferenciar” la nueva arquitectura con vocación social (especialmente en escuelas y mercados) respecto a la anterior (edificios residenciales privados y hoteles), sin olvidar la atracción por
unas formas, redondeadas o circulares con las que estaban trabajando en aquellos años Frank
Lloyd Wright y Oscar Niemeyer y que en Cuba dieron lugar a una
particular aproximación a las corrientes organicistas.
Dejando para otra ocasión el conjunto de las Escuelas
Nacionales de Arte de Cuba (La Habana. 1961-65, 1999-…), obra de Ricardo Porro, Roberto Gottardi y Vittorio Garatti, que con su singular planteamiento funcional,
sus soluciones constructivas y su potencia expresiva constituye todo un hito en
la arquitectura moderna cubana (y que merecerá una atención específica en La ciudad visitada), tres proyectos
pueden resumir esta singular y breve experiencia.
El proyecto del Acuario Nacional
de Cuba (Sibarimar. La Habana. 1959) de Frank Martínez fue el pionero.
Comprendía una serie de salas circulares de diferentes tamaños, de hormigón y
vidrio, que se encadenaban a través de un sinuoso recorrido curvilíneo, que generaba a
su vez diferentes espacios libres. Lamentablemente no llegó a construirse.
Acuario Nacional de Cuba. Maqueta del proyecto. (Fuente: arquit Cuba) |
Acuario Nacional de Cuba. Planta de conjunto. (Fuente: arquit Cuba) |
Acuario Nacional de Cuba. Apunte del corredor y uno de los acuarios. (Fuente: arquit Cuba) |
Rafael Mirabal es el autor de la Escuela Primaria “Gustavo
del Pozo” y del Centro Infantil anexo (La Habana. 1963). La primera se organiza
a partir de la disposición de varias unidades compuestas por dos aulas, planteadas
para “dar la clase” en círculo frente a la tradicional disposición en filas, y
un espacio a modo de aula al aire libre que se distribuyen alrededor del
anfiteatro. En el Centro Infantil el arquitecto recurre a un único edificio circular que se
abre, protegido por un airoso alero, al patio de juegos que ocupa el centro del
mismo.
Escuela Primaria "Gustavo del Pozo". Planta de conjunto. (Fuente: Rev. Arquitectura Cuba) |
Escuela Primaria "Gustavo del Pozo". Los grupos de sulas y el espacio central. (Foto: J. M. León) |
Centro Infantil anexo a la Escuela Primaria "Gustavo del Pozo". Detalle patio central (Foto: E. L. B.) |
La Heladería Coppelia, (La Habana.
1966) es obra de Mario Girona con la colaboración de Rita Mª Grau y Candelario Ajuria. Fue construida en la parcela que ocupaba
desde 1959 el espacio recreativo Parque del Asta, curiosamente también de
diseño circular. Se caracteriza por su gran cubierta cónica, resuelta con una
estructura radial de vigas inclinadas de hormigón, que cubre una serie de
espacios diferenciados, también circulares, y cuya actividad se desarrolla
entre planta baja y primera. Destaca la importancia de la presencia y potencia
de su estructura.
Heladería Coppelia. Vista aérea. |
Heladería Coppelia. La planta baja. (Foto: J. M. León) |
Heladería Coppelia. Una de las salas en planta primera. (Foto: J. M. León) |
Lamentablemente la situación socio-económica y política en los
años 60, derivada del conflicto internacional con los Estados Unidos
y especialmente del bloqueo económico impuesto por los mismos, y la apuesta por
un planteamiento constructivo fundamentalmente cuantitativo dificultó la
continuidad del diseño arquitectónico en Cuba iniciado tan singularmente.
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