lunes, 18 de febrero de 2019

La historia construida ________________________________________________________


Decir que la historia es la gran hacedora de la ciudad es algo obvio.

A lo largo de los años las construcciones de todo tipo se reforman, amplían, cambian de propiedad y uso, derriban y otras nuevas las sustituyen total o parcialmente.

El pequeño recinto amurallado de Fregenal de la Sierra (Badajoz) y el conjunto de edificaciones que ocupan su interior sobrepasando a veces su trazado constituye un espléndido ejemplo de este proceso.


Vista aérea del conjunto urbano (Fuente: thegalleria)

El Castillo es obra del siglo XIII y perteneció a la Orden del Temple, aunque para algunos estudiosos se construyó sobre fábricas anteriores. En esa misma época a él se adosa la Iglesia de Santa María, que será profundamente reformada en los siglos XVII y XVIII, y que en siglo XX ampliará sus dependencias con la construcción de la Casa Parroquial con frente a la plaza.

Así mismo la fortificación, al perder su sentido defensivo, se va abandonando paulatinamente hasta que a finales del siglo XVIII el concejo municipal vende parte del espacio interior para construir una Plaza de Toros (1784), que se ampliará a principios del siglo XX (1903).

En 1913 se edificará la Plaza de Abastos, derribando parte de la muralla.

La Plaza de Toros inserta en el recinto amurallado con la Iglesia de Santa María sobresaliendo por encima (Fuente: porsoleá)

Pero lo que realmente hace singular este conjunto, además de la variedad de usos que encierra, es la forma en cómo, sin más herramientas que los sucesivos proyectos de construcción, se va construyendo el interior del Castillo con unas nuevas y autónomas edificaciones de planta regular (rectángulo, círculo y octógono), que al superar la silueta de la fortificación formalizan una fachada que continúa la de las viviendas adosadas a aquella, seguramente siguiendo los límites de la antigua cerca defensiva.
 
Maqueta del conjunto (Luis Montiel maquetista. Fuente: publicación Plazas de Toros )

La relación entre  las diferentes piezas con el espacio delimitado por la muralla se resuelve con absoluta libertad, buscando el máximo aprovechamiento superficial, su específica funcionalidad y significando el carácter de cada elemento.

Aunque el templo y el mercado municipal tienen sus accesos principales con frente a la Plaza Mayor, todo el conjunto tiene una entrada común por la puerta situada en la Torre del Homenaje, dando paso a un espacio longitudinal que actúa de vestíbulo-distribuidor al aire libre.

Situado a espaldas del edificio religioso conecta con éste, a la derecha por el corredor lateral de la iglesia, a la izquierda con la plaza de toros y al fondo con el mercado municipal.
 
Planta y maqueta del conjunto con la Torre del Homenaje abajo a la izda. (Fuente: publicación Plazas de Toros)

Esta sencilla pieza, juega un importante, pero ignorado, papel en la forma en cómo se articulan los nuevos usos y edificaciones más allá del proceso histórico de colmatación del espacio del antiguo Castillo, dando lugar a un complejo y rico fragmento de ciudad.

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