lunes, 28 de octubre de 2019

Bogotá: Arte, Arquitectura y Memoria


Después del exceso de “ruido” en torno al traslado de los restos del dictador Francisco Franco, y en vísperas de la celebración del “Día de difuntos” es obligado contribuir a recuperar el “silencio” al que nos invitan los cementerios.

En el año 2003 las artistas colombianas Beatriz González (1938) y Doris Salcedo (1958) presentan al Ayuntamiento de Bogotá una propuesta artística para salvar los Columbarios del Cementerio Central de la ciudad.

Columbarios del Cementerio Central de Bogotá (Fuente: Facultad de Artes y Humanidades. Universidad de los Andes)
Construidos hacia 1950 para enterrar a los muertos del “Bogotazo”, estaban en trance de desaparecer con el objetivo de “refuncionalizar” el lugar convirtiéndolo en un Parque con instalaciones deportivas.

Con los nichos ya vacíos, el proyecto proponía, en palabras de sus autoras, “una unión entre arte, arquitectura y memoria”, partiendo de que “el cementerio no debe ser visto simplemente como un conjunto de edificios ..., sino como una manera de ver y comprender la historia, la cultura, economía, la política de la ciudad ... Son fragmentos de la historia que comunican elementos del pasado esenciales para comprender el presente” escribió  Doris Salcedo.

Corredor de uno de los Columbarios con la intervenciín de Beatriz González (Fuente: EL TIEMPO. Foto: B. González) 

“Cada muerto que pasó por acá tiene su aura y por eso decidí que el nombre de mi trabajo sería Auras Anónimas”, explicó Beatriz González en el proyecto que contemplaba la intervención en 8.957 nichos, con otras tantas serigrafías impresas como cierres de los mismos que representan 8 modelos de hombres transportando cadáveres, “los cargueros”, imagen recurrente en las fotos del conflicto.

Detalle  de  algunos de los 8 motivos empleados por Beatriz González (Fuente: universes.art. Foto Haupt & Binder)

Entre 2007 y 2009 se realizó la intervención con un carácter provisional y efímero para un período de dos años, lo que fue aprovechado por la administración municipal para obviar cualquier atención a la arquitectura funeraria y a la intervención artística.
Los Columbarios semi abandonados. Cementerio Bogotá. (Fuente: Facultad de Artes y Humanidades. Univ. de los Andes)

Pero a la par desde diferentes ámbitos ciudadanos y artísticos se reivindicaba su permanencia. En 2013 Natalia Espinel, artista de la perfomance y el movimiento del cuerpo, lleva la representación de su obra “Errantes” a los Columbarios en un gesto más de reconocer “la ausencia, el duelo y la memoria”.  

"Errantes". Performance. Natalia Espinel y equipo. Columbarios Cementerio de Bogotá. 2013. (Foto: S. González)

En este año de 2019, ante la amenaza de derribo o de profunda transformación, el Consejo Nacional de Patrimonio y la Procuradoría General de la Nación, ha concedido a la obra de Beatriz González la misma protección que al conjunto arquitectónico, reconociendo el valor artístico y social del “monumento a las víctimas anónimas del conflicto armado en Colombia”.

Beatriz González y Doris Salcedo en la inauguración de la intervención en los Columbarios. Bogotá. (Foto: F. Ariza)

Un ejemplo de que “la ciudad de los muertos” sigue viva y agradece el que se le hable en voz baja, sin estridencias.

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