lunes, 11 de noviembre de 2019

LOS ANGELES NOVEMBER, 2019




Así comienza la película Blade Runner (1982. R. Scott, basada en la novela de Ph. K. Dick).   

Mucho y muy bien se ha escrito sobre ella, pero era difícil sustraerse a la tentación de celebrar arquitectónicamente la llegada de la anunciada “fecha”.

La película dirigida por Ridley Scott nos presenta una extensa e intensa ciudad de Los Ángeles, formada por un conglomerado de rascacielos y chimeneas que intermitentemente escupen fuego, cubierta por una oscura y lluviosa contaminación, sólo rota por la permanente publicidad luminosa, y habitada por una variopinta sociedad multiétnica.

Comienzo de la película (Fuente: Warner Bross. vía iwdrm)

Una ciudad que nos avanza un futuro distópico, inhóspito y deprimente, y que agotada en su desarrollo anuncia en grandes pantallas “… Una nueva vida le espera en las colonias espaciales. Podrá volver a empezar en una tierra dorada llena de oportunidades y aventuras ….

Una ciudad hecha en realidad de dioramas y maquetas, pero también de numerosos fragmentos arquitectónicos de un pasado no tan lejano que le da un aire retrofuturista.

Construcción de la maqueta del Los Ángeles de 2019

El diseño de los edificios de la Tyrell Corporation, que aparecen al comienzo de la película, se ha interpretado como una referencia a las pirámides, símbolo del poder, pero cuando aquella se filma las propuestas de los “metabolistas” japoneses o italianos de las décadas de los 60 y 70, como Kenzo Tange (1913-2005), Paolo Soleri (1919-2013) o del estudio inglés Archigram, ya estaban en las revistas de arquitectura y en los debates sobre el urbanismo del futuro.

R. Scott y la maqueta de  uno de los edificios de la Tyrell Corporation.

Terrace Housing Project. Boston Harbor (años 70. Kenzo Tange)

La Comisaría de Policía de ese Los Ángeles que vemos desde lo alto hace, sin duda, un guiño al edificio art decó que representa la Nueva Torre de Babel de la película Metrópolis (1927, F. Lang con guión de Thea von Harbou), mientras que para el interior de aquella se utiliza con total naturalidad la imagen de la Union Station (1939, J. y D. Parkinson) de Los Ángeles.

Edificio de la Comisaría de Policía en Blade Runner.

La Nueva Torre de Babel en Metrópolis.(dibujo de Erich K. H. Kettelhut, director artístico  y diseñador de Metrópolis)

El apartamento del blade runner (policía cazarrecompensas) Rick Deckard toma prestadas de la Ennis House (1924, Los Ángeles) de F. Ll. Wright (1867-1959) las piezas geométricas de  inspiración precolombina que configuran formalmente el edificio real para utilizarlas como revestimiento de los interiores del apartamento recreado.


Interior del apartamento de Rick Deckard en Blade Runner.
Interior de la  Ennis House. Los Ángeles (1924. F. Ll. Wright)

Pero la referencia más presente en la película corresponde al Bradbury Building en Los Ángeles (1893, obra de G. H. Wyman) a partir del proyecto de S. Hunt y que se utiliza para ubicar en él la vivienda del personaje JF Sebastian y desarrollar por la fachada y la azotea la persecución y escena final.

El edificio es un ejemplo de la arquitectura de ladrillo de finales del s. XIX en los EE. UU. destinada a oficinas, en el que conviven nuevos planteamientos constructivos con una imagen clasicista.

Su interés arquitectónico radica principalmente en el gran patio central con su cubierta acristalada y al que se abren las ligeras galerías de acceso a las plantas y los núcleos de escaleras y ascensores.


Sección por el patio central del Bradbury Building. Los Ángeles (1893. G. H. Whyman y S. Hunt) 

Escena de la película Blade Runner en el corredor del Bradbury Building.

Y así lo entendió el equipo de R. Scott, en el que participaba el diseñador Syd Mead, que desarrolló un espléndido trabajo en el tratamiento cinematográfico de la arquitectura.

La incorporación de la densa atmósfera que invade desde la calle el interior del edificio o la reinterpretación de diversos elementos arquitectónicos de las fachadas y azoteas del edificio y colindantes, acentuando su dramatismo son dos magníficos ejemplos de ese amplio terreno compartido por la realidad y la ficción, la ciudad y la arquitectura. 


La llegada a un The Bradbury, a la izquierda de la imagen, transformado en la película.

La persecución final por la fachada y azotea del Bradbury Building "cargado" de columnas, cornisas y molduras. 

Y mientras la vida sigue, en pocos años nos asomaremos al 2.026, el año en el que se ambienta la narración de la película Metrópolis, realizada un siglo antes. 





2 comentarios:

  1. Gracias por esta revisión José Miguel. Me ha aportado referencias que desconocía... Como la de Metrópolis. Espero tu reseña dentro de 7 años. Enhorabuena por la perseverancia escritora. Yo perseveraré como lector. Un abrazo

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    1. Qué fácil es escribir cuando hay buenos lectores. Gracias por tu perseverancia Álvaro.

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