Estamos tan acostumbrados a que las escaleras formen parte
de nuestros edificios y de nuestras vidas que nos resulta extraño pensar en
ellas fuera del espacio urbano o como algo ajeno a la arquitectura.
El desarrollo de la agricultura manipuló el territorio creando
plataformas terraplenadas en terrenos con fuertes pendientes para aumentar la
superficie de cultivo. Y para pasar de una a otra se adosaron a los muros de
los bancales pequeñas e ingeniosas escaleras.
Muros con escaleras en Pisac. Perú (Foto: J. M. León) y Vilafranca. Castellón (Foto: E. Máñez) |
Lomos de Orios. La Rioja (Foto: J. M. León) y Bom Jesus do Monte. Braga (Fuente: wikipedia) |
En otros casos, en lugar de crear nuevas estructuras constructivas, la necesidad de una escalera se resolvió aprovechando lo existente trabajando directamente sobre la pendiente como quien esculpe con cuidado un bloque de piedra.
Accesos a Cova de les Finestres. Alicante (Fuente apatita.wikiloc) y a Cueva Kanheri. Mumbai (Fuente: esascosas) |
Con el paso del tiempo muchas de ellas han pasado a formar parte inseparable del lugar, no sólo por la necesidad funcional de disponer de las mismas, también por su acertada integración paisajística o por la radical forma con la que se resuelve su difícil añadido.
San Juan de Gaztelugatxe. Vizcaya (fuente: the world geography) y Montaña Maiji. Gansu. China |
En este último caso se busca establecer un diálogo entre contrastes, entre la naturaleza pétrea e irregular de la montaña y la precisa geometría de la escalera, bien por su total autonomía como por su encaje y macla con aquella.
Pasarelas río Paiva. Portugal (Trimétrica arqtos. Foto: N. Garrido) y Punta Pite. Chile (Teresa Moller y Asoc. Foto C. Brown) |
Con una mirada totalmente diferente desde la creatividad artística la escalera y el paisaje son igualmente compañeros y cómplices ocasionales.
En
1975 el escritor Bruce Chatwin fotografía a Maria Reiche subida a una escalera
de tijera mientras observa las líneas de Nazca (Perú) que durante años años
cuidó y limpió. La fotografía de algo que para ella era cotidiano se ha
convertido en un homenaje y un icono del mirar y ver.
Casi
10 años más tarde el artista alemán Hannsjörg Voth empieza sus trabajos en la llanura de
Mahra (Marruecos), “un paisaje cero” según sus palabras, en el que realiza
entre otras obras la Himmelstreppe (“Escalera
celeste”) con la ayuda de los habitantes del lugar. La sutil fuga a medida que se
asciende por la misma hasta llegar a lo alto junto con el constante movimiento
de su sombra la ponen en relación con lo cósmico.
María Reiche en Nazca (Foto: B. Chatwin) y Himmelstreppe. Marruecos (artista H. Voth. Fuente: transvaal) |
Todas estas imágenes, unas fruto de la necesidad y otras de una reflexión conceptual, son como las dos caras de un mismo aspecto. Las primeras te aproximan a un destino poniéndote en contacto con la topografía, mientras estas últimas te hacen consciente de la distancia al elevarte sobre el horizonte.
Muchas gracias otra vez, J Miguel.
ResponderEliminarLomos de Orios tuvimos la fortuna de hacer la visita guiados por ti
Gracias Jasape, a ver cuando podemos recuperar la proximidad.
EliminarCómo me ha gustado este paseo entre escalinatas en la naturaleza y escaleras autonomas y escultoricas. Viajar en la pandemia. Eres magnífico,amigo profesor
ResponderEliminarGracias Pilar, me alegra pensar que "La ciudad visitada" te proporciona un momento relajado en estos tiempos tan difíciles.
EliminarYa puedes perdonarme Josemi. Despues de subir tanta escalera, necesito recuperar el aliento para poder contestarte. No obstante adelanto que has preparado un tema precioso y que Lomos de Orios(que tu me enseñaste), quizás algún día se me vuelva a cruzar en el camino...
ResponderEliminarHola Covier, Lomos sigue siendo un lugar especial. No estaría mal reencontrarnos cuando estemos más tranquilos.
EliminarEste artículo es una escalera al cielo, tú el jimmy page de la información urbano-estética.
ResponderEliminarJá, já, já, que más quisiera que tocar como él.
ResponderEliminarLa escalera, en cualquier edificio, siempre ha sido ese punto singular de confluencia entre el plano horizontal y el vertical de comunicación, que el arquitecto tenía como reto para expresar la emoción de recorrer las entrañas del edifico. Hoy, con la normativa técnica vigente esa emoción digamos erótica entre edificio y usuario, ha quedado relegada a mera relación funcional y fisiológica. Hemos perdido amor por el camino, en este caso por la escalera. Corren malos tiempos para la lirica.
ResponderEliminarGracias Pablo. En la línea de lo que dices y comparto recomiendo el catálogo de la exposición "Requiem por la escalera" que comisarió Oscar Tusquets en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona hace justo 20 años.
ResponderEliminarMuy interesante y ameno.
ResponderEliminarSe agradecen las píldoras de arte de los lunes. 🌏😊