Se supone que los arquitectos sabemos de escalas, de hecho parte de nuestro trabajo consiste en dibujar ciudades y edificios a escala para posteriormente construirlos.
Pero además de ser una herramienta para comprender el verdadero tamaño de lo dibujado, su alteración mediante dispares proporciones entre las personas y las cosas ha atraído de siempre a faraones, emperadores o gobernantes de todas las épocas que manifestaron su poder a través de grandiosos edificos y estatuas.
Pirámide
de Kheops. El Cairo (fuente: wikipedia) y Fragmento de escultura del emperador
Constantino. Roma (fuente: nationalgeographic) |
No sólo el mundo del poder utilizó esta técnica a través de la arquitectura y la escultura, también la literatura y la ilustración encontraron en el juego de dimensiones un interesante y expresivo recurso artístico.
Uno
de los que mejor dominó la escala, haciendo del cambio de la misma el argumento
de su obra más famosa, fue el sacerdote anglicano y posteriormente esritor Jonathan Swift (1667-1745), autor de “Los viajes de Gulliver” (Travels in to Several Remote Nations of
the World, in Four Parts… 1726) en los
que narra las peripecias que le suceden a
su protagonista en Liliput y Brobdingnag, más de cien años antes de que Lewis
Carroll escribiese “Alicia en el País de las Maravillas” (Alice´s Adventures
in Woderland. 1865).
Fragmentos
de ilustraciones de “Los viajes de Gulliver” (J. Suift. 1726) |
En el siglo XX y especialmente en lo que llevamos del XXI el arte contemporáneo, en sus diversas manifestaciones, ha creado numerosos y sobresalientes ejemplos.
Las películas “Dos buenos chicos” (J. Parrot. 1930) y “Una tarde en el circo” (E. Buzzelli. 1939) cuentan con ingeniosas escenas interpretadas la primera por Stan Laurel y Olliver Hardy y la segunda por los hermanos Marx; pero ninguna como “El increíble hombre menguante” (The incredible Shrinking Man. J. Arnold. 1957) y “Viaje alucinante” (Fantasic Voyage. R. Fleischer. 1966), en las que el cambio de escala constituye el verdadero protagonista, posteriormente repetido en otras películas.
Pedro
Almodóvar, por ejemplo, en “Hable con ella” (2002) juega magníficamente con el reducido
tamaño de Alfredo (Fele Martínez) en su onírico paseo por el cuerpo de Amparo (Paz Vega).
“El
increíble hombre menguante” (J. Arnold. 1957) y “Hable con ella” (P. Almodóvar.
2002) |
En 1973 el fotógrafo Duane Michals publica Things Are Queer. 50 Years of Sequences (“Las cosas son extrañas. 50 Años de Secuencias”) en el que desvela el proceso de realización de su provocativa obra que se hace eco de la frase “La ficción es la verdad dentro de la mentira” de Stephen King, citada al comienzo del libro.
“Las cosas son extrañas…” (D. Michals. 1973) |
Diversos artistas como Robert Smithson, vinculado al Land Art o Claes Oldemburg, dentro del Pop Art, han reelaborado con sus trabajos, uno a escala territorial y otro desde la manipulación del tamaño de un objeto cotidiano, la idea de la obra de arte o del monumento público.
Spiral Jetty. Gran Lago Salado. Utah (R. Smithson. 1970) y Free Stamp. Willian Park. Cleeveland (C. Oldenburg. 1991) |
En las últimas décadas Julia Fullerton Batten en sus Teenage Stories ("Historias de adolescentes”. 2005) sobreescala a sus jóvenes protagonistas en actitudes habituales, mientras Slinkachu en Little People (“Gente Pequeña”) empezó en 2006 a abandonar por las calles sus obras realizadas con las pequeñas figuras que se utilizan en las maquetas, Florentijn Hofman coloca un gigantesco patito de goma (Rubber Duck) en el estuario de St Nazaire (Bienal de Arte. 2007) y Robert Therrien convierte un juego de mesa y sillas en una monumental escultura, No Title. Folding Table and Chairs (2008).
Chewing Gum (J. Fullerton. 2005), People relics (Slinkachu. 2006), Rubber Duck (F. Hofman. 2007) y No Title. Folding Table and Chairs (R. Therrien. 2008. Foto: J. White) |
Incluso la arquitectura se apunta a la manipulación de los tamaños. En la Bienal de Venecia de 2018 el Pabellón de Suiza fue transformado por el equipo de arquitectos A. Bosshard/L. Tavor/M. van der Ploeg/A. Vihervaara introduciendo al visitante, al modo de Alicia, en su particular “país de las maravillas”.
Svizzera 240: House Tour. Pabellón de Suiza. Bienal de
Venecia (A.
Bosshard/L. Tavor/M. van der Ploeg/A. Vihervaara. 2018) |
A la par la arquitectura “real” ha mantenido a lo largo de la historia un activo papel en el juego de las escalas, con actuaciones que van desde la realización de maquetas de ciudades, de las que ya hablamos hace unos meses, al sobredimendionamiento de edificios con el fin de hacer más visible a su promotor, público o privado, profano o religioso.
Pero
en ese camino hay el riesgo, asumido a veces, ignorado otras, incluso
provocado por elementos ajenos a la ciudad pero que la transforman, de convertirse en
algo “fuera de escala.
Y en estos casos el juego se convierte en un castigo y el sueño en una pesadilla que sufrimos todos.
Muy interesante, mucho. Parte del periplo humano (el andar día a día con salud y algo de ilusión) consiste en sobredimensionar y minimizar ciertas cosas, y no dejar que ninguna devenga en pesadilla.
ResponderEliminarMuy bonito comentario. Lo importante es no confindir lo que hay que minimizar (casi todo) con lo que hay que sobredimensionar (casi nada). Gracias Mayte S.
ResponderEliminarFantástico. Solo queda sobredimensionar la sensibilidad y minimizar la ignorancia, así, seguramente, iríamos un poco mejor por la vida.
ResponderEliminarPor ejemplo. Gracias Enrique.
EliminarMuy interesante
EliminarComo siempre muy interesante¡¡¡ Felicidades por el blog
ResponderEliminarGracias Sara, me alegro que te interese.
EliminarMuy interesante y muy trabajado Josemi! Enhorabuena!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús.
ResponderEliminarEl artículo de hoy maravilloso, y nada, quien hubiera podido ser Fele Martínez!!!
ResponderEliminarGracias Narciso, por lo primero, y no te olvides de Paz en lo segundo.
EliminarHasta lo que no es tangible se puede sacar de escala yyo, con las respuestas de Maire S. Y Enrique M., voy a sobredimensionar mi ilusión de crer que es posible un mundo mejor. Con tigo, Josemi, sería seguro.
ResponderEliminarGracias Covier, ¡Vaya energía que hay en el aire!
ResponderEliminarMe encanta tu muestra ; me encanta tu reflexión. Me encanta entrar en ese mundo mágico en donde nos ha sabido elegir una variada representación de lo pequeño y lo grande Tan variada muestra artística Con tan variados también intereses Quizás Y no tengo nada que objetar a lo que he podido ver sino todo lo contrario Hubiera gustado una representación del extravagante y espectacular pintor surrealista Dalí
ResponderEliminarcon sus enfebrecidos cuadros espaciales dónde lo pequeño y lo grande se dan cita.
Mi admiración por Alicia me llena de alegria al volver a evocarla entre las fantasía e oniricas, trastocando la realudad. El escritor supo hacer feliz a una niña y a tantos lectores que se han sumergido en ese mundo mágico de la infancia.
Pero tu reflexión final es muy importante y los excesos pueden desequilibrados y deshumanizarnos.
Gracias Pilar por tus palabras y ya sabes que todo lo que se escribe en "La ciudad visitada" está abierto a que alguien siga con ello y pase de pantalla en pantalla.
EliminarGracias, José Miguel. ¡Todo un tratado exhaustivo y divertido! Me ha hecho recordar algunas esculturas de Mona Hatoum.
ResponderEliminarUn abrazo,
Javier
Gracias Javier por darme (darnos) a conocer la obra de Mona Hatoum. Muy interesante y con relación directa en muchos de sus trabajos con el contenido de "La ciiudad visitada" de esta semana.
ResponderEliminarMuy interesante, como siempre. P.E.
ResponderEliminarMuchas gracias Unknow P. E.
EliminarMuy interesante..Nos llevas al cine, a la literatura y todo gracias a las escalas. Y nos haces reflexionar sobe el montón de cosas que deberíamos minimizar. Gracias
ResponderEliminarHola Ana, me "sobredimensionas de escala". Muchas gracias por tus palabras.
EliminarSutil concepto el de la escala de las cosas que nos hace aceptarlas como adecuadas. Nadie dirá que el edificio Chrysler, la Torre Eiffel o la cordillera del Himalaya están fuera de escala a pesar de su tamaño. Sin embargo cuando se siente que algo está fuera de escala es que no es adecuado, que es ajeno al lugar o a la circunstancia. El lenguaje del poder lo utiliza casi siempre para imponer y dominar y solo el lenguaje del arte como tan lúcidamente expones, permite jugar con la escala porque en este la expresión de libertad y de provocación vital están por encima de lo adecuado. Una vez más un verdadero disfrute leer tus apreciaciones.
ResponderEliminarGracias Pablo. Yo disfruto con tus comentarios.
ResponderEliminarMe ha encantado el post. Me ha traído a la cabeza una de mis películas favoritas que también juega con los cambios de escala: Mulholland Drive de David Lynch. Muchas gracias por compartir
ResponderEliminarGracias Clara por tu comentario. Volveré a ver Mulholland Drive, ya no me acuerdo apenas. ¡Qué cabeza!
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