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¿Cuándo y de qué manera se produce en el mundo artístico el cambio de papel que tradicionalmente jugaba la representación de la ciudad, pasando de ser un fondo escenográfico a un primer plano?, ¿de ser un silencioso acompañante a protagonista de la narración?
Se puede considerar el Tríptico de la
Anunciación o de Merode (1425), obra del Maestro de
Flemalle, identificado con Robert Campin (1375-1444), como uno de los ejemplos más
bellos en la forma como introduce la referencia urbana en la pintura.
Tríptico de la Anunciación o de Merode (1425) Maestro de Flemalle. Robert Campin (1375-1444) |
En este caso en los paneles laterales del tríptico,
mientras el central, representa el momento en el que el ángel Gabriel
anuncia a María su futura maternidad.
La presencia de la ciudad, parece completamente (o casi) ajena a la narración principal. Como si los personajes, ensimismados en sus actividades, fuesen ignorantes de su existencia, y sólo la voluntad y habilidad del artista fuesen las causantes de su presencia, primero como testimonio de su tiempo y segundo como expresión de su dominio en la técnica de la perspectiva.
No obstante, los paneles laterales cumplen una precisa función.
En el de la izquierda, dos personajes arrodillados, los patrocinadores de la obra, contemplan, desde el jardín de la finca y a través de la puerta abierta de la casa, el encuentro del ángel con María. Al fondo, una puerta semiabierta en el muro del jardín, tras la que parece ocultarse un personaje desconocido, se abre a una calle.
En el
de la derecha, José trabaja en su taller de carpintería con la ventana abierta,
a través de la cual el reducido cubículo se dilata al dominar visualmente un espacio urbano cuyas fachadas son una prolongación de la que se veía en la tabla de la izda.
Paneles laterales con escenas urbanas.Tríptico de la Anunciación o de Merode (1425. Maestro de Flemalle. Robert Campin 1375-1444) . |
Sorprende el detalle y precisión con que está tratada esta escenografía
urbana, cuyo papel, en origen, sería poco más que un telón de fondo, pero que permite
observar (en el de la izda.) la actividad de algunos de sus vecinos, introduciendo la vida ciudadana como una protagonista
más, en su diminuta escala.
Tendrán que pasar más de dos siglos, hasta llegar al siglo XVII, para que Johannes
Vermeer (1632-1675), represente en su obra La callejuela (1657-8) un fragmento, casi anónimo, de su ciudad como tema principal.
La callejuela (1657-8 / J. Verneer / 1632-1675) |
El punto de
vista, centrado, busca introducirnos en el reducido espacio de una callejuela,
no especialmente significativa ni en su arquitectura ni en su construcción,
pero la serenidad que en el cuadro se respira parece venir de la tranquilidad
con la que sus habitantes (pequeñas figuras) se dedican a sus tareas, sin competir
con lo tectónico y la luz.
Patio de una casa de Delft (1658. P. de Hooch (1629-84) |
Del mismo modo
podríamos considerar la obra Patio de una
casa de Delft (1658), de su coetáneo Pieter de Hooch (1629-1684), casi un "zoom" del cuadro anterior.
La
transformación que se ha producido entre las primeras décadas del s. XV y mediados del s. XVII
consiste en que "lo urbano" con su presencia ha sustituido literalmente al
relato narrado del tipo que fuese, abriendo el camino a un nuevo protagonista en el mundo artístico,
la ciudad, vista de lejos y de cerca, como nuevo protagonista social.
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