lunes, 22 de abril de 2019

Las casas de los libros ________________________________________________________


Pocas casas tienen moradores tan discretos y agradecidos como las bibliotecas.

Y si bien sus ocupantes, los libros, han sufrido a lo largo de la historia desde la desidia hasta el olvido, recurrentemente volvemos a ellas.

Las más antiguas de las que se tiene referencia, las de Nínive, Tebas, Alejandría, etc., desaparecieron hace siglos, como siempre, fruto de la barbarie y la destrucción a manos de otras “culturas”, pero nos queda el recuerdo de su importancia en su época.

En cualquier caso sus edificios, lo que de ellos se cuenta y los que se conservan, eran y son el testimonio de la preocupación e interés de cada sociedad por guardar “el conocimiento de las cosas y de las ideas” y ponerlo a disposición de los ciudadanos.

Prueba de ello son los hermosos espacios destinados a tal fin, muchos de los cuales recogió la fotógrafa Candida Höfer en su obra Libraries (Thames and Hudson Ltd. 2005) prologada por Umberto Ecco.

Trinity College Library. Dublin (Foto: Candida Höfer)
Y otros muchos realizados a lo largo del siglo XX por los maestros de una(s) nueva(s) arquitectura(s) como Erick Gunnar Asplund (Estocolmo, 1918-28), Alvar Aalto (Viipuri, 1927-35, Rovaniemi, 1963-68. etc.), Ludwig Mies van der Rohe (Washington, 1962-72), Luis I. Kahn (New Hampshire, 1965-72), etc.

Biblioteca Pública de Estocolmo. E.G. Asplund (Foto: Arild Vågen)
Por eso llaman la atención, literalmente, algunas realizaciones que parecen sumarse al “espectáculo” tan frecuente en nuestro tiempo.

La búsqueda de una pretendida densidad arquitectónica que refleje la contenida en los libros parece difícil de conseguir  recurriendo a la imagen de unas estanterías infinitas, que se tienen que dejar vacías como en la Biblioteca de Musashino (Tokio, 2010), obra del arquitecto Sou Fujimoto,

Biblioteca de Musashino. Tokio. Sou Fujimoto (Fuente: EPdLP)
o a colocar unos frentes de aluminio que simulan falsos libros en las estanterías inalcanzables de la  Biblioteca del Centro Cultural del distrito Binhai en Tianjin (China, 2017), del estudio holandés  MVRDV.

Biblioteca Centro Cultural de Binhai. Tianjin. MVRDV.  (Foto: Fred Dufour. AFP)

Decía el escritor Jorge Luis Borges (1899-1986) “… Siempre imaginé que el Paraíso será algún tipo de biblioteca”. Sin pretender que la arquitectura pueda alcanzar tal calificativo, seguramente tenía razón cuando precisaba “algún tipo de biblioteca”, no todas.

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