lunes, 27 de mayo de 2019

Arboles urbanos __________________________


Si bien pudiera creerse que la vegetación fue algo ajeno e inexistente en el origen de la ciudad, entendiéndose aquella como exclusiva  de la naturaleza, rápidamente fue incorporada, literalmente “domesticada”, en los jardines de los palacios, en los claustros y huertos de monasterios urbanos y más tarde en parques y paseos públicos.

El árbol siempre ha estado presente en el desarrollo de la sociedad, acogiendo bajo su sombra las reuniones de los primitivos Consejos de vecinos. Imagen que se mantiene todavía en numerosos pueblos en los que “el árbol”, a veces el único que hay en aquellos, preside la Plaza.

Olmo centanario en la plaza de El Rasillo de Cameros. La Rioja

La fisonomía de nuestras ciudades sería impensable hoy sin la existencia de parques, jardines, alamedas, bulevares o simplemente aceras arboladas que, con su presencia, contribuyen  no sólo a hacer más placentera la escena urbana, también a mejorar la calidad del aire que respiramos.

Boulevard Saint-Germain. París

Aunque para ello al árbol se le haya (mal)tratado en muchos casos, doblegando su naturaleza para conseguir artificiosos resultados según el gusto de la sociedad urbana de cada momento.

Paseo en el Parque de Santoña. Cantabria (Foto: J. M. León)

Pero incluso dentro de tan rígidas actitudes siempre queda un “hueco”, y nunca mejor dicho, para el gesto atento que trata de hacer compatible el denso y recortado follaje de los ficus con  la presencia de las farolas en una plaza pública de la ciudad de san Miguel de Allende (Méjico).

Plaza de San Miguel Allende. Méjico (Foto: J. M. León)


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