Si es frecuente que recordemos muchos de los edificios y
lugares que hemos visitado a lo largo de nuestro
deambular por la vida, seguro que no nos pasa lo mismo con los pavimentos
sobre los que hemos pasado y pisado.
En el mejor de los casos nos habrá llamado la atención el
especial diseño de alguno de ellos o el sistema constructivo que da lugar a su fisonomía.
Uno de los ejemplos más interesantes es sin duda el
proyectado por Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564) en 1537 dentro de la
ordenación y renovación de la Piazza del
Campidoglio en Roma por encargo del papa Pablo III, y que no será realizado
hasta 1940, siguiendo su diseño representado en un grabado de Bartolomeo
Faletti de 1567.
Piazza del Campidoglio. Grabado Bartolomeo Faletti, 1567 y Vista aérea (fuente: Lost an art). |
Su singularidad reside no sólo en su brillante dibujo sino, y especialmente, en el papel de su motivo geométrico en la ordenación del
espacio existente, reforzando la composición y perspectiva de los edificios, a
la que acompaña el trazado de la escalera
Cordonata Capitalina y la presencia en el centro de la plaza de la escultura ecuestre
de Marco Aurelio.
Su forma elíptica, sutilmente deformada, le dota de autonomía respecto a las
alineaciones de los tres palacios a la par que establece una clara
direccionalidad hacia el Palazzo
Senatorio, rozando suavemente los otros dos situados a ambos lados, recortando
con su silueta las plataformas de acceso a los tres palacios.
Piazza del Campidoglio (Foto: A. Azzi) |
En el interior de la elipse se inscribe una estrella de doce puntas que se prolongan con líneas
curvilíneas que se intersecan dando lugar a un elaborado dibujo entrelazado que
se resalta con el contraste entre el adoquín
negro y las franjas de travertino.
Piazza del Campidoglio. Detalle (Fuente: matemolivares) |
Su diseño ha dado lugar a diversas interpretaciones, desde
la representación del cosmos o de la bóveda celeste con referencia a los signos
del zodíaco, a la asociación de su importante punto central, la estrella, a la
idea del omphalós como centro del
mundo.
Y todo ello y más ocurre mientras cientos de personas pisan
el pavimento sin percatarse apenas del “mundo” dibujado a sus pies.
Un mundo que encontramos, sin necesidad de establecer
comparaciones, en tantas ocasiones que con recursos intelectuales y manuales
diferentes, a veces aparentemente más sencillos, nos ofrece la riqueza de la
geometría azarosa.
Fort Amber, India. (Foto: J. M. León) |
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