lunes, 2 de diciembre de 2019

La cabaña, the box y le cabanon.



A lo largo de la historia ha sido frecuente en el ser humano el deseo de distanciarse del ruido de la civilización y buscar refugio en el silencio de la naturaleza,construyendo un tiempo y un lugar para la reflexión.


Imágenes de diversas "cabañas" (Fuente: "A  propósito de la Bienal de Venecia: Machines á penser". 2018.Fundación Prada.
Mª Jesús González)

En 1845 el escritor y filósofo H. D. Thoreau (1817-1862) construye una cabaña cerca del lago Walden Pond (Concord, Massachusetts), donde escribe: “Me fui a los bosques porque quería vivir sin prisa. Quería vivir intensamente y sorberle todo su jugo a la vida. Dejar a un lado todo lo que no era la vida, para no descubrir, en el momento de mi muerte, que no había vivido”.

Durante más de 2 años vivió en una sencilla cabaña, de casi 14 m2, dotada de una cama, una mesa, un escritorio y tres sillas. Fruto de esta experiencia escribió su famosa obra Walden or Life in the Woods, (“Walden o La vida en los bosques”. 1854). 


Portada del libro Walden or Life in the woods. H. D. Thoreau. 1854

Casi un siglo después, en 1941, el arquitecto Ralph Erskine (1914-2005) abandona Estocolmo con su familia ante las dificultades económicas que estaban pasando y levanta, con la ayuda del que posteriormente sería su socio Aage Rosenvold y de su vecino, una pequeña casa en el bosque de Lissma, (Djupdalen. Suecia).

En ella, con una superficie de 21 m2 y 2 m de altura, vivirán y trabajarán durante 5 años con una actitud de absoluto desprendimiento de lo accesorio, casi de renuncia incluso de lo necesario.

Conocida como the Box, orienta a N-S los lados más alargados del rectángulo, atendiendo a las duras condiciones ambientales. 


Planta de The Box. en Djupdalen. Suecia (R. Erskine, 1941)

Cerrada al norte, sobre su pared se apila la leña, dejando libre sólo el hueco de la puerta. Al otro lado del muro un frente de armarios contribuye a su aislamiento, mientras se abre hacia el sur con una terraza arropada por la cubierta y los muros laterales. Al este una estrecha ventana recorre todo su frente.

Entrada por la fachada Norte.
Fachadas Sur y Este.
En su interior, el hogar separa la cocina del espacio estar-estudio-dormitorio. En la pequeña sala y dando frente a la chimenea un sofá se descuelga del techo, convirtiéndose en cama de matrimonio, mediante un sistema de poleas, digno de alguna de las películas de Buster Keaton.

La casa no disponía de agua corriente, ni electricidad, ni de aseo en su interior, recurriendo para la primera a un pozo situado en las proximidades.


El sofá-cama descolgado del techo delante del hogar y el rincón de estudio con la mesa abatible (1941-1946)

La terraza al sur y la ventana corrida al este desde el interior.
                                          
Diez años después, en 1951, Le Corbusier (1887-1965) diseña Le Cabanon en Roquebrune-Cap-Martin, mientras estaba proyectando o construyendo algunas de sus obras más famosas, L´Unité d´Habitation (Marsella) o la Chapelle de Notre-Dame-du-Haut (Ronchamp).

Su "pequeño refugio", pues de eso se trata, constituirá un ejercicio de mínimos en el que aplica las dimensiones y proporciones desarrolladas en Le Modulor. De poco más de 16 m2 se adosará al pequeño restaurante L´Etoile de Mer, de su amigo y colaborador T. Rebutato, con acceso directo desde Le Cabanon.

Su planta se compone de una entrada-pasillo, con la puerta de paso al restaurante y el aseo al fondo, y un único  espacio cuadrado que alberga las funciones de  sala, estudio y dormitorio, al que da directamente el aseo separado por una simple cortina. Los muebles están adosados a las paredes con la excepción de un pequeño armario exento con un lavabo.


Esquema de trabajo (sección) y planta final de Le Cabanon. Roquebrune-Cap-Martin (Le Corbusier. 1951)

Exteriormente se configura con tablones de troncos casi sin desbastar, entre los que se abren pequeños huecos aislados, reforzando su idea de intimidad.


Le Corbusier asomado a una de las ventanas de Le Cabanon.

El interior está revestido con tableros contrachapados, utilizados también en la construcción de los armarios, estanterías, mesas y sofá-cama, dando la sensación de que todos ellos se podrían plegar, abatir y cerrar como si el espacio fuese un gran mueble de múltiples piezas.


Le Corbusier trabajando en Le Cabanon.
Vistas del interior desde la entrada y desde el fondo de la sala hacia aquella.

Fruto de circunstancias muy distintas y a través de soluciones bien diferentes, ambos arquitectos coincidirán en una actitud militante en el control del espacio. Uno, R. Erskine, desde el valor que le confería su juventud, entonces tenía 27 años, y otro, Le Corbusier, desde su dilatada experiencia, con 64 años de edad.
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2 comentarios:

  1. Muy interesante vivir en un espacio minimalista, el espacio vital ubicado en la naturaleza, orientado y construido con pragmatismo y sin adornos.Un ejemplo de sobriedad

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    1. Y sin agua corriente en casa y "el baño" en el bosque. Casi no me lo puedo imaginar.

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