lunes, 23 de marzo de 2020

La ciudad (casi) vacía



Quién iba a pensar que cuando en este blog se publicó hace más de un año, el 28 de enero de 2019, “Las ciudades vacías” me estaba pisando el título de lo que hoy pretendía comentar.

Quién iba a prever que el título de aquella entrada iba a ser tan pronunciado y escrito un año y dos meses después por causas tan graves como las que estamos viviendo y que han vaciado el espacio público de nuestras ciudades.

Venecia y Madrid desiertas por causa del virus Covid-19

Las imágenes de M. Ayguavives,  G. Crudson, G. Bardy, S. Belinchon e I. Pereira ilustraban perfectamente esa sensación agridulce que deja la contemplación de lo que habitualmente veíamos y vivíamos con la tranquilidad de que unas horas después o a la mañana siguiente recuperaríamos el “ruido” del día a día, el “incómodo” desplazamiento a nuestros lugares habituales o el “roce” con conocidos y desconocidos.

Una de las funciones atribuidas al arte es la de ayudar a sanar las heridas del alma, en muchos casos mostrando de diversas maneras, y en ocasiones sin ninguna intención preconcebida, lo que a la propia sociedad hoy preocupa. 

Quizás los ejemplos más paradigmáticos de esa actitud son los tres cuadros que representan La città ideale”, en los que el protagonismo recae en la (ordenada) arquitectura y en la (casi) total ausencia de la figura humana. 

"La ciudad ideal" de Berlín (1477, autor desconocido)
"La ciudad ideal" de Baltimore (1480-84, Fra Carnevale)
"La ciudad ideal" de Urbino (1480-90, atribuída a Piero della Francesca)

Desde comienzos del siglo pasado los artistas nos han transmitido con sus diferentes sensibilidades, pero ya conscientemente, la sensación de desolación que acompaña a la ciudad vacía. Fundamentalmente G. de Chirico y E. Hopper, pero también M. Sironi, Ch. Scheeler o G. Ault entre otros muchos. 

"Misterio y melancolía en la calle" (1914, G. de Chirico) y "La ciudad" (1927, E. Hopper)
"Paisaje urbano" ( 1922, M. Sironi) y "Amoskeag Mills". Manchester (1948,  Ch. Sheeler)
La fotografía se incorporará dando testimonio, en muchos casos dramáticamente con el blanco y negro, de esa ciudad que nos resulta extraña, pero que sigue siendo la nuestra.

En unos casos aprovechando, para hacer la fotografía, los momentos en que la actividad se paraliza y la ciudad aparece como en un sueño. En otros consiguiendo con el dominio de la técnica  eliminar la presencia humana de la imagen o incorporarla donde no estaba.

En cualquier caso con todas ellas se podría componer una narración, de la que estas imágenes son una ínfima muestra, que nos permitiese entender la ciudad de otra forma y disfrutarla no como actores pero sí como espectadores.

"Nocturno" (1936, H. Coppola)

"Londres" (1951, R. Frank)
"North Candem" ( c.1960, autor desconocido)
"Coenties Slip. NY" (1978, T. Struht)
 "Le Touquet" (1985, G. Basilico)
"La Habana" (1998, R. Polidori)
"Un hombre con un maniquí desnudo" ( 2011, G. Croppi)
"Tokyo duerme esta noche" (...., R. Goetzfried)

"Berlín" (2015, G. Tillin)

Pero hay que recordar que después de  la tempestad viene la calma, y entonces recuperaremos y celebraremos la ciudad y el contacto con nuestros vecinos, como si hiciésemos el camino opuesto al del heterodoxo artista Ursus Wehrli vaciando de personajes el cuadro “El combate entre don Carnal y doña Cuaresma” (1559, Pieter Brughel el Viejo) en su serie "Tidying Up Art".





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7 comentarios:

  1. Estupenda entrada, querido José Miguel. Dan ganas de saltarse a la torera la cuarentena para comparar (y, quizá, comprobar) si las ciudades desiertas son tan bellas como las habitadas. Me encantaría descubrirlo en tu compañía. Un abrazo.

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  2. Recuerda el principio de "Abre los ojos" dirigida por Amenábar con la Gran Vía desierta, seguramente lo único bueno de la película. En el fondo a muchos arquitectos les gustan las ciudades sin gente, seguramente a esos que no hacen sus edificios para las personas, sino para que salgan en las revistas, donde, por cierto, no suelen aparecer seres humanos.

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  3. Recuerdo algún domingo de principio de verano, ascendiendo a hora temprana por Paseo de Gracia. Un único protagonista de la escena urbana, un autobús ascendiendo hacia Mayor de Gracia. Una soledad que bien pudo pintar Hooper

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  5. Gracias Francisco, tiempo tendremos para hacer esa escapada. Nos emplazamos a ello.

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  6. Hola Jorge. Seguro que no te falta parte de razón, yo mismo soy-era- de los que cuando usábamos diapositivas, y había que controlar el gasto, pasaba tiempo esperando que desapareciera del campo de visión. No obstante la ciudad vacía es parte indisoluble de esa o esas otras ciudades que componen la que vivimos.

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  7. Efectivamente Miguel Ángel, como bien dices esa ciudad vacía la vivimos sin necesidad que nos la haya pintado Hooper o Antonio López.

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