Quién iba a pensar que cuando en este blog se publicó hace más
de un año, el 28 de enero de 2019, “Las ciudades vacías” me estaba pisando el
título de lo que hoy pretendía comentar.
Quién iba a prever que el título de aquella entrada iba a
ser tan pronunciado y escrito un año y dos meses después por causas tan graves
como las que estamos viviendo y que han vaciado el espacio público de nuestras ciudades.
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Venecia y Madrid desiertas por causa del virus Covid-19 |
Las imágenes de M. Ayguavives, G. Crudson, G. Bardy, S. Belinchon e I.
Pereira ilustraban perfectamente esa sensación agridulce que deja la contemplación
de lo que habitualmente veíamos y vivíamos con la tranquilidad de que unas horas después o
a la mañana siguiente
recuperaríamos el “ruido” del día a día, el “incómodo” desplazamiento a nuestros lugares habituales o el “roce” con conocidos y desconocidos.
Una de las funciones atribuidas al arte es la de ayudar a
sanar las heridas del alma, en muchos casos mostrando de diversas maneras, y en ocasiones sin ninguna intención preconcebida, lo que a la propia sociedad hoy preocupa.
Quizás los ejemplos más paradigmáticos de esa actitud son los tres cuadros que representan ”La città ideale”, en los que el protagonismo recae en la (ordenada) arquitectura y en la (casi) total ausencia de la figura humana.
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"Misterio y melancolía en la calle" (1914, G. de Chirico) y "La ciudad" (1927, E. Hopper) |
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"Paisaje urbano" ( 1922, M. Sironi) y "Amoskeag Mills". Manchester (1948, Ch. Sheeler) |
La fotografía se incorporará dando testimonio, en muchos casos dramáticamente con el blanco y negro, de esa ciudad que nos resulta extraña, pero que sigue
siendo la nuestra.
En
unos casos aprovechando, para hacer la fotografía, los momentos en que la
actividad se paraliza y la ciudad aparece como en un sueño. En otros consiguiendo con el
dominio de la técnica eliminar la presencia humana de la imagen o
incorporarla donde no estaba.
En cualquier caso con todas ellas se podría componer una narración, de la que estas imágenes son una ínfima muestra, que nos permitiese entender la ciudad de otra forma
y disfrutarla no como actores pero sí como espectadores.
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"Nocturno" (1936, H. Coppola) |
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"Londres" (1951, R. Frank) |
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"North Candem" ( c.1960, autor desconocido) |
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"Coenties Slip. NY" (1978, T. Struht) |
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"Le Touquet" (1985, G. Basilico) |
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"La Habana" (1998, R. Polidori) |
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"Un hombre con un maniquí desnudo" ( 2011, G. Croppi) |
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"Tokyo duerme esta noche" (...., R. Goetzfried) |
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"Berlín" (2015, G. Tillin) |
Pero hay que recordar que después de la tempestad viene la calma, y entonces recuperaremos y
celebraremos la ciudad y el contacto con nuestros vecinos, como si hiciésemos el camino opuesto al del heterodoxo artista Ursus Wehrli vaciando de personajes el cuadro “El combate entre don Carnal y doña
Cuaresma” (1559, Pieter Brughel el Viejo) en su serie "Tidying Up Art".
También te pueden interesar:
- La ciudad metafísica. Entrada del 05.03.2018
- La ciudad de E. Hooper. Entrada del 16.09.2019
Estupenda entrada, querido José Miguel. Dan ganas de saltarse a la torera la cuarentena para comparar (y, quizá, comprobar) si las ciudades desiertas son tan bellas como las habitadas. Me encantaría descubrirlo en tu compañía. Un abrazo.
ResponderEliminarRecuerda el principio de "Abre los ojos" dirigida por Amenábar con la Gran Vía desierta, seguramente lo único bueno de la película. En el fondo a muchos arquitectos les gustan las ciudades sin gente, seguramente a esos que no hacen sus edificios para las personas, sino para que salgan en las revistas, donde, por cierto, no suelen aparecer seres humanos.
ResponderEliminarRecuerdo algún domingo de principio de verano, ascendiendo a hora temprana por Paseo de Gracia. Un único protagonista de la escena urbana, un autobús ascendiendo hacia Mayor de Gracia. Una soledad que bien pudo pintar Hooper
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias Francisco, tiempo tendremos para hacer esa escapada. Nos emplazamos a ello.
ResponderEliminarHola Jorge. Seguro que no te falta parte de razón, yo mismo soy-era- de los que cuando usábamos diapositivas, y había que controlar el gasto, pasaba tiempo esperando que desapareciera del campo de visión. No obstante la ciudad vacía es parte indisoluble de esa o esas otras ciudades que componen la que vivimos.
ResponderEliminarEfectivamente Miguel Ángel, como bien dices esa ciudad vacía la vivimos sin necesidad que nos la haya pintado Hooper o Antonio López.
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