Pero el nacimiento de la ciudad siempre
ha ido vinculado a un relato, en ocasiones real pero también inventado: el “mito”,
que dará fuerza y cohesión social al incipiente núcleo urbano.
Un relato que describe “la actuación ejemplar de unos personajes
extraordinarios en un tiempo memorable y lejano” (C. García Gual.
Diccionario de mitos. 2017).
El mito tenía sobre todo la misión de
confirmar y ratificar la presencia divina en el origen y ordenación de aquella y
se nutría de leyendas comunes a todas las civilizaciones: la relación entre los
dioses y el ”elegido”, el final de un dilatado viaje, el retorno del héroe, la
huida del hijo que mata a su hermano, etc.
La elección del lugar estará motivada,
en apariencia, por circunstancias más o menos naturales (la presencia de un
hito geográfico, el lugar de una batalla, la aparición de un animal determinado, ...), pero siempre entendidas como la manifestación de un poder sobrenatural.
Los orígenes de dos ciudades tan
diferentes, en el tiempo y en el espacio, como Roma y Tenochtitlán (Ciudad de
México), son un ejemplo de ello, ambas arropados por unos soportes mitológicos, en parte comunes.
Los historiadores coinciden en situar la fundación de Roma hacia el año 753 a.c. por diferentes grupos, fundamentalmente los latinos, que vivían en el interior y se desplazaron hacia los Montes Albanos.
Bajo relieve (Leeds Museums and Art Galleries. U.K.) y mosaico romanos con la loba amamantando a los gemelos. |
Los historiadores coinciden en situar la fundación de Roma hacia el año 753 a.c. por diferentes grupos, fundamentalmente los latinos, que vivían en el interior y se desplazaron hacia los Montes Albanos.
Por otro lado en la Eneida (29-19 ac), Virgilio relata más épicamente los
acontecimientos, como corresponde a las necesidades simbólicas de la capital de
un Imperio, desde el viaje de Eneas cruzando el Mediterráneo, hasta llegar al
momento en que los gemelos abandonados y criados por una loba, Rómulo y Remo, se
proponen construir una nueva ciudad, siguiendo los rituales etruscos (consulta a los dioses - trazado de límites - y sacrificio en acción de gracias).
En ella se dice que, mientras Rómulo estaba trazando el límite de la ciudad, con la ayuda de una vaca y un toro blanco que arrastraban un arado, de acuerdo con las reglas de fundación, su hermano Remo saltó sobre el surco que abría el arado, mofándose de sus esfuerzos y violando sacrílegamente el rito, pues ese surco (sulcus) ya no era tal, se había constituido en la simbólica línea de la muralla de la nueva ciudad por gracia de los dioses, por lo que Rómulo tuvo que matar a su hermano.
Friso con bajo relieve (Palazzo Massimo alle Terme. Roma) y moneda romana (Ceca de Caesaraugusta), representando la formación del sulcus. |
En ella se dice que, mientras Rómulo estaba trazando el límite de la ciudad, con la ayuda de una vaca y un toro blanco que arrastraban un arado, de acuerdo con las reglas de fundación, su hermano Remo saltó sobre el surco que abría el arado, mofándose de sus esfuerzos y violando sacrílegamente el rito, pues ese surco (sulcus) ya no era tal, se había constituido en la simbólica línea de la muralla de la nueva ciudad por gracia de los dioses, por lo que Rómulo tuvo que matar a su hermano.
Curiosamente según la Biblia, la primera ciudad creada, Enoc, lo fue por Caín, que le puso el nombre de su hijo, en su huída después de haber matado a su hermano Abel y ser descubierto por Jehová, su dios.
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La llegada de los españoles a tierras americanas, supuso la eliminación de gran parte de las poblaciones indígenas y la destrucción de sus culturas, de sus libros y documentos. Cincuenta años más tarde, habilidosos aztecas bajo el control de los misioneros redibujaron algunos de aquellos en forma de códice con textos en lengua náhuatl, posteriormente reescritos por los españoles, en los que se habla del origen de Tenochtitlán (actual Ciudad de México).
En el Códice Boturini (primera mitad s. XVI), se cuenta que el dios de la guerra y el sol, Huitzilopochtli dijo a los mexicas que dejasen el lugar en el que residían, Aztlán, e iniciasen el viaje en busca de un lugar donde un águila estuviese posada sobre un nopal para fundar la capital de su nuevo imperio.
Fragmentos del Mapa de Sigüenza. (I.N.A.H. Ciudad de México) y del Códice Mendoza (Bodleian Library. Oxford. U.K.) |
Las diferentes formas de narrar el origen de ambas ciudades y los distintos tiempos de su formalización urbana, no impiden el constatar la proximidad de significados en los relatos correspondientes, porque "…no ha habido ningún pueblo que en su estado primitivo no fuese capaz de transformar en leyenda el contenido histórico de su vida... Cada pueblo ha creado su saga divina y heroica". (S. Accame. Citado en el catálogo de la exposición “La fundación de la ciudad”. Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. 2000).
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