De esos bancos, que nos permiten sentarnos varios a la vez, todavía gratis, y que quizás sean herederos del primer
mueble “urbano” de carácter social.
Quizás todo empezó con un simple apoyo o repisa que situados a la puerta de la casa permitía
ver pasar a los vecinos, saludarlos e invitarles a compartir asiento y
conversación.
A él se unieron otros creados a modo de inmóviles
“muebles” acompañando a nobles edificios
o situados en plazas, calles, jardines, parques y paseos, convirtiéndose en un elemento
público imprescindible.
Banco del "sinofós". Plaça de Cort. Ajuntament de Palma de Mallorca. |
Pero algunos además, con su formalización, ayudaron a delimitar
el lugar en el que se ubicaban, dándole un especial carácter.
Entre estos últimos destaca sin duda el diseñado por A.
Gaudí (1852-1926) con la colaboración de J. Mª. Jujol (1879-1949) en el Park Güell de Barcelona (1907-13).
Fruto de un proyecto perfectamente concebido, su ondulante
forma remata la Plaza situada sobre la Sala Hipóstila. Su sinuosa silueta, su perfil ergonómico y
su construcción realizada con la técnica del
trencadís (revestimiento de fragmentos de baldosas y trozos de vajilla) refuerzan su singular carácter.
Pero no menos atractivos resultan los numerosos bancos construidos
en las primeras décadas del siglo XX en numerosos pueblos españoles, acompañando
en unos casos a la realización de obras
públicas o fruto en otros del mecenazgo de los “indianos” que volvieron a su
tierra después de hacer fortuna en las Américas.
Este último es el caso del acondicionamiento del camino arbolado
a la ermita de la Soledad, en el pueblo de Nieva de Cameros (La Rioja),
sufragado por la asociación “Sociedad Nieva y sus hijos” radicada en Argentina.
La construcción del muro de contención del citado camino se
remató prolongándolo en toda su longitud con un peto de fábrica y una pequeña
barandilla metálica que además de crear la necesaria protección actúa como un
banco corrido desde el que se ve el pueblo y el paisaje.
Dos ejemplos bien diferentes, el primero desde el rigor de
un imaginativo diseño, el segundo desde la inmediatez de la construcción necesaria, que
coinciden en resolver con precisión, cada uno a su escala, el límite de un
espacio público de una manera atenta al lugar y al ciudadano.
Lo que yo buscaba eran bancos pero los del dinero
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