lunes, 2 de septiembre de 2019

Bancos "con interés".

No es que con la vuelta “al cole” La ciudad visitada se haya pasado al análisis financiero, el título es un simple juego de palabras y se trata de hablar de bancos, no de Bancos.

De esos bancos, que nos permiten sentarnos varios a la vez, todavía gratis, y que quizás sean herederos del primer  mueble “urbano” de carácter social.

Quizás todo empezó con un simple apoyo o repisa que situados a la puerta de la casa permitía ver pasar a los vecinos, saludarlos e invitarles a compartir asiento y conversación.

A él se unieron otros creados a modo de inmóviles “muebles”  acompañando a nobles edificios o situados en plazas, calles, jardines, parques y paseos, convirtiéndose en un elemento público imprescindible.

Banco del "sinofós". Plaça de Cort. Ajuntament de Palma de  Mallorca. 

Pero algunos además, con su formalización, ayudaron a delimitar el lugar en el que se ubicaban, dándole un especial carácter.

Entre estos últimos destaca sin duda el diseñado por A. Gaudí (1852-1926) con la colaboración de J. Mª. Jujol  (1879-1949) en el Park Güell  de Barcelona (1907-13).

Fruto de un proyecto perfectamente concebido, su ondulante forma remata la Plaza situada sobre la Sala Hipóstila. Su sinuosa silueta, su perfil ergonómico y su construcción realizada con la técnica del  trencadís  (revestimiento de fragmentos de baldosas y trozos de vajilla) refuerzan su singular carácter.

Banco Park Güell. Barcelona. (Foto: S. Uceda)

Pero no menos atractivos resultan los numerosos bancos construidos en las primeras décadas del siglo XX en numerosos pueblos españoles, acompañando en unos casos  a la realización de obras públicas o fruto en otros del mecenazgo de los “indianos” que volvieron a su tierra después de hacer fortuna en las Américas.

Este último es el caso del acondicionamiento del camino arbolado a la ermita de la Soledad, en el pueblo de Nieva de Cameros (La Rioja), sufragado por la asociación “Sociedad Nieva y sus hijos” radicada en Argentina. 

La construcción del muro de contención del citado camino se remató prolongándolo en toda su longitud con un peto de fábrica y una pequeña barandilla metálica que además de crear la necesaria protección actúa como un banco corrido desde el que se ve el pueblo y el paisaje.

Banco Paseo de la Soledad. Nieva de Caneros. La Rioja (Foto: J. M. León.)

Dos ejemplos bien diferentes, el primero desde el rigor de un imaginativo diseño, el segundo desde la inmediatez de la construcción necesaria, que coinciden en resolver con precisión, cada uno a su escala, el límite de un espacio público de una manera atenta al lugar y al ciudadano.

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