lunes, 9 de septiembre de 2019

Puertas di-simuladas


Nadie duda de la importancia de un elemento como la puerta en la configuración funcional de la arquitectura, pero también en la de su representación simbólica.

Su presencia contribuye a controlar y graduar la comunicación entre diversos ámbitos generando ricas secuencias espaciales o íntimos ámbitos, aportando con su tamaño y diseño claves para entender el carácter del edificio al que pertenece.

Pero en muchas ocasiones a esos valores se superpone una actitud en la que predomina el juego entre el disimulo y la simulación, y una puerta se reviste con el mismo material que la pared creando una falsa sensación de homogeneidad y continuidad o simplemente engañando a la vista, haciendo desaparecer lo que existe al otro lado.

Vivienda unifamiliar The Screen.. Bierbeek, Bélgica. 2015. DMOA architects (Foto: archello.com)

Biblioteca Nacional de Austria. Viena. siglo XVIII. arqto: J. B. Fisher von Erlach (Foto: Lev)

En otros casos como en una de las puertas que dan al Claustro del monasterio de la Cartuja, colindante con las antiguas termas de Diocleciano, y que hoy forma parte del Museo Nacional Romano, el equívoco se manifiesta a través del curioso trompe l´oeil que aprovecha el hueco tapiado, para crear la ilusión de un doble acceso, el real y el simulado, que se repite en el propio elemento de la puerta. 

Claustro del Monasterio de la Cartuja. Museo Nacional Romano-Termas de Diocleciano. Roma. (foto:J. M. León)

Un ejemplo especialmente interesante de esta mirada sobre lo que es y parece no serlo, o al revés, está presente en el acceso principal al Palacio de la Asamblea  de Chandigarh (India), diseñado por Le Corbusier y construido entre 1951 y 1965.

El acceso en realidad son dos puertas situadas una al lado de otra y compartiendo fondo. Una se presenta como un gran mural, enrasada con la pared mientras la otra es de tamaño mucho más reducido, creándose una equívoca relación visual.

Palacio de la Asamblea. Chandigardh, India. 1951-65. arqto. Le Corbusier. (Fuente: a caixa negra)
La primera, la Porte Émail, constituye uno de los últimos trabajos artísticos de Le Corbusier y para quienes no reparan en los detalles del tirador y goznes no deja de ser lo que parece, una gran obra artística, sin percibir su sentido de puerta principal en la que se representa la cosmogonía particular del arquitecto puesta en relación con el mundo hindú.

La puerta colindante se retrasa del plano exterior haciendo evidente el espesor del muro y, dadas sus domésticas dimensiones, su carácter de acceso casi secundario que actúa como puerta de “a diario”.

Una vez más, a lo funcional y representativo se incorpora una mirada que no desdeña, sino todo lo contrario, un punto de “complejidad y contradicción”.

3 comentarios:

  1. Muy interesante ,querido amigo, tu análisis de las dos puertas.
    Desde mi limitado conocimiento de la arquitectura, parece que le Corbusier ha hecho un cuadro magnífico también encontrándole afinidades con miro pero bien es cierto que desconozco la simbología de la India . Seguiré leyéndote poco a poco y disfrutando de tus reflexiones artísticas.

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  2. Pido excusas, por pner en minúscula el relevante nombre de Miró

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  3. Gracias Pilar por tus comentarios y especialmente por tu compañía

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