La Agricultura comparte con la Arquitectura el territorio. Una cultiva lo rústico y la otra construye lo urbano, según la tradicional denominación
catastral, pero ambas han recurrido a lo largo de la historia a ordenaciones basadas en la línea recta, el cuadrado y el
círculo.
El “original desorden” de la naturaleza fue dando paso, de la mano
del hombre y de sus aperos de labranza, a la “regularización” del paisaje.
La presencia en la agricultura de normas y geometrías rectilíneas viene seguramente del uso del arado, y la distribución de los campos y huertas de las ortogonales centuriatio, sistema de distribución de tierras con las que el Imperio romano premiaba a los legionarios licenciados, asegurando el control de su territorio.
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Fresco de la tumba de Sannesjem (Deir el Medina. Egipto. 1.200 ac.) y Fragmento del mapa del término de Isola (Italia) con la trama de la parcelación romana. |
Afortunadamente éste no era una tabula rasa, aunque se pretendía convertirlo en tal para su mejor aprovechamiento, pero la reducida intensidad de ocupación del mismo durante siglos, junto a su variada orografía, la presencia de ríos y la necesidad de disponer de bosques para la caza y la construcción permitió un cierto equilibrio entre naturaleza y agricultura.
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Detalle del libro Les Trés Riches Heures du Duc de Berry, mes de Diciembre (Hnos. Limbourg. c. 1419) y Vista de los campos de la Vall d´Áger (Foto: J. Recassens) |
El vertiginoso desarrollo de cultivos extensivos e
intensivos, especialmente durante el siglo XX, con una tecnología que va del tractor
al dron, con nuevos sistemas de producción a partir del uso abusivo de
fertilizantes químicos, de amplias deforestaciones, de la producción de alimentos
transgénicos o la implantación de invernaderos ha ido de la mano de operaciones
de concentración de la propiedad, la aparición de grandes empresas agrícolas y
de más que discutibles políticas agrarias.
El resultado es bien conocido, ante nuestros ojos tenemos un
atractivo paisaje de engañosa belleza con su orden, trazados y colores.
Un paisaje que parece dibujado con tiralíneas, fruto del
movimiento de tractores y cosechadoras,
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Cultivos cerca de Cognac (Francia. Foto: I. Arthus Bertarand) y Campo de algodón en Tarim (China. Foto: Xingua. Du Bingxun) |
a base de extensas retículas, que permiten una máxima rentabilidad y un cómodo acceso,
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Campos de Espel (Países Bajos. Foto: B. Grant) y de Meridian (EE. UU.) |
o hecho de círculos definidos por el giro de las gigantescas estructuras de riego,
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Arabia Saudí (Fuente: Traxco y Foto: B. Grant) |
compuesto de múltiples colores, fruto del empleo de variedades de la misma planta en grandes monocultivos,
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Campos de tulipanes (Holanda) y viñedos en La Rioja (España. Fuente: Inout viajes) |
y construido por las inmensas superficies brillantes o luminosas de los plásticos de los invernaderos,
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Invernaderos en Almería (España. Fuente Apple Maps) y Holanda (Foto: T. Hegen) |
aunque siguen quedando quienes prefieren rodear los restos de un bosquecillo a talarlo, o cultivar su pequeña huerta.
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Campo labrado (Fuente: freepick) y Huertos o "venajos" en Haro (La Rioja. Fuente: radioharo) |
Llegado a este punto ¿este ciclópeo esfuerzo está sirviendo para el fin que se supone se pretendía, alimentar a todos los habitantes de la Tierra?, ¿su aprovechamiento es lo suficientemente racional y ecológico para que generaciones venideras puedan seguir utilizándolo?, o ¿ha sido una muestra más de la capacidad del sistema en el que estamos inmersos, para que alguien saque más beneficio de su explotación, en el doble sentido de rendimiento y abuso?
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Almería (Foto: E. Burtinsky) y "Sequía" ( Fuente: innovaspain) |
De la comparación entre estas dos últimas imágenes, que puede parecer anecdótica y premeditadamente buscada, no es difícil imaginar que por el camino de una actividad intensamente abusiva y contaminante sobre la tierra, mientras parte de la población no tiene recursos para “labrar” su futuro, el planeta puede acabar “agotado”.