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lunes, 2 de noviembre de 2020

100 años de interiores "de cine"

El cine juega con el espacio y el tiempo. Y por supuesto con el espectador.

Entre las películas Das Cabinet des Dr. Caligari (R. Wiene. 1920) y Parásitos (B. Joon-ho. 2019) ha transcurrido casi un siglo, y los espacios interiores filmados han ido reflejando la evolución de las corrientes estéticas en el terreno de lo doméstico.


En los años 20 del siglo pasado muchas películas siguieron las pautas de un radical expresionismo, con forzadas perspectivas y planos plegados sobre los que se pintaban los efectos de la luz y la sombra buscando un dramático efecto.

Das Cabinet des Dr. Caligari (R. Wiene. 1920) y Dr. Mabuse (R. Wiene. 1922)

Otras respondieron a un glamuroso art-decó llenando las casas de la burguesía de muebles, objetos y rotundas geometrías creados por directores artísticos, arquitectos, artistas y diseñadores.

Le Vertigue (M. L´Herbier 1926) y The Kiss (J. Feyder. 1929)

A caballo de ambas corrientes artísticas, se desarrolla la emblemática
Metrópolis (F. Lang, 1927) con su ciudad futurista, el expresionista mundo subterráneo de los obreros y los ambientes art decó de las casas de los poderosos.

La presencia del purismo moderno en las escenas de los años 30  es mucho más escasa, quizás por su radical militancia y austera formalización, incorporando a la escena paredes de vidrios traslúcidos, escaleras metálicas y ligeros muebles de tubo.

The Black Cat (“Satanás”. E. G. Ulmer, 1934) y  Theodora goes wild (“Los pecados de Teodora”. R. Boleskawsky. 1936)
      


En los años 40 y 50 el tratamiento de los espacios interiores oscilará entre ambientes domésticos de carácter conservador y el nacimiento de una modernidad funcionalista que será objeto de la crítica de Jacques Tati en
Mon oncle. 

The Fountainhead (“El Manantial”. K. Vidor. 1949) y Mon oncle (“Mi tío”. J. Tati. 1958)
     

En las décadas siguientes los directores artísticos utilizarán con frecuencia edificios significativos de la arquitectura moderna y contemporánea como escenarios reales donde rodar determinadas escenas.

Stanley Kubrick recurre en 1971 a la Skybreak House para la película A clockwork orange (La naranja mecánica) atraído por el sugerente espacio interior escalonado haciendo un reconocimiento a la nueva arquitectura.     

A clockwork orange (“La naranja mecánica”. S. Kubrick. 1971) y la Skybreak House. Radlett (Team 4. Su Brumwell, N. FosterW. Cheesman y R. Rogers. 1965)

Igualmente, los geométricos planos de hormigón y piedra de las obras del arqto. J. Lautner, comparten protagonismo con los personajes cinematográficos en varias películas. 

El gran Lebowaky (E. y J. Cohen. 1998) en la Sheats-Goldstein House. Los Ángeles (J. Lautner. 1962)

En una de ellas, lElrod House (1968), se filmó Diamons Are Forever ("Diamantes para la eternidad". G. Hamilton. 1971) con el recién fallecido Sean Connery en el papel de James Bond.

Los directores de cine también dirigirán su mirada a las vanguardistas arquitecturas del siglo XX de limpias geometrías y sugerentes espacios interiores.   

L. A. Confidential (C. Hanson. 1997) y la Lewell House. Los Ángeles (R. Neutra. 1929)

     

El vecino de al lado (G. Duprat y M. Cohn. 2009) en la Casa Curutchet. Buenos Aires (Le Corbusier. 1950)
              
A single man ("Un hombre soltero". T. Ford. 2009) en la Shaffer Residence. Los Ángeles (J. Lautner. 1949)
                 

Where the Truth Lies ("Donde la verdad se esconde". A. Egoyan. 2005) en la Case Study House 22 Los Ángeles (P. Koening. 1960) 

En otros casos desarrollarán la acción en edificios de total contemporaneidad, de lo que es un magnífico ejemplo Match Point, con escenas en la Tate Modern (Herzog & de Meuron, 2000), en el edificio de  oficinas Mary Axe (N. Foster. 2004) en el edificio de apartamentos Parliament View Apartments, todos ellos en Londres.

                   Match Point (W. Allen, 2005) en Parliament View Apartments. Londres (EPR Architects. 2001)


O incluso recreando esa imagen de modernidad arquitectónica con escenografías “construidas” en los estudios o en espacios naturales
.

Ghost Writer (“El escritor”. R. Polanski. 2010). Decorados interiores y falsa fachada de W. Knoll.

Este recorrido por arquitectónicos interiores domésticos se cierra (de momento) con Parásitos (B. Joon-ho. 2019), donde la lujosa vivienda de la familia Park es en realidad una suma de decorados, toda “una casa de cine”, mientras la de la familia Kim es tan real como las numerosas banjihas de Seúl, viviendas que ocupan sótanos no pensados para tal uso.

Parásitos (B. Joon-ho. 2019). Casas de los Park y los Kim.
                              

 
Aunque nos salgamos narrativamente del período de los 100 años, es obligado hacer, por breve que sea,  una referencia a los espacios interiores del futuro tal como nos los ha plasmado el cine.  

Como ejemplo dos películas de las que son deudoras muchas otras. Una, Aelita: Reina de Marte (Y. Protázanov.1924), con una estética entre futurista y constructivista poniendo en tensión oscuros y geométricos planos y otra, 2001: A Space Odissey (S. Kubrick.1968) en la que Kubrick con la colaboración de H. Lange, que había sido diseñador de la NASA, crearon un luminoso y aséptico lenguaje estético.

Aelita (Y. Protazánov. 1924) y 2001: A Space Odissey (S. Kubrick. 1968)
                          

Pero “100 años de …”  no es más que un título, y afortunadamente el cine y la arquitectura nos seguirán convocando para disfrutar de este juego de apariencias y realidades.




lunes, 13 de mayo de 2019

El cielo está enladrillado ... ______________________________________________________


El comienzo de este conocido trabalenguas infantil  sirve para dar entrada a todo un rico mundo constructivo –el del techo, "el cielo" en sentido figurado- en el que el ladrillo, con sus diversos formatos y disposiciones, no renuncia en nuestros días a su histórico protagonismo.

Las primeras décadas del siglo XX vieron la sustitución de las técnicas tradicionales basadas en la madera y la cerámica por el hormigón armado, que se convertiría a lo largo del siglo en el recurso estructural más habitual.

Pero mientras ello ocurre la construcción de bóvedas y techos en cerámica tiene en la obra de grandes maestros como Antonio Gaudí (1853-1926) un magnífico y expresivo testimonio. Desde las Escuelas de la Sagrada Familia, a la Iglesia de la Colonia Güell, desde la cubierta de la Casa Milá (La Pedrera) a las salas de la Torre Bellesguard, Gaudí crea todo un microcosmos de cubiertas, salas, pasillos y bajocubiertas hechas de ladrillo.
 
Maqueta de la planta bajo cubierta de La Pedrera. Barcelona. A. Gaudí. 1906-10. (Foto: J. M. León )
Planta bajo cubierta de La Pedrera (actual Espai Gaudí). Barcelona. A. Gaudí. 1906-10. (Fuente: La Pedrera)

Pero no sólo él, otros menos conocidos como los Rafael Guastavino, padre (1842-1908) e hijo, (1872-1950) dejarán en EE. UU. una amplia obra de luminosas bóvedas.

West Side Market. Cleveland. W. D.Benes y B. Hubbell arqtos. techo: R. Guastavino. (Fuente: cheseaisle.blogspot)

Pero el desarrollo del hormigón no impidió que puntualmente surgiesen desde la modernidad artífices, unos revisitando la tradición constructiva, otros introduciendo nuevas soluciones técnicas a través de la cerámica armada y, más recientemente, como reivindicación de una forma de trabajar, fácil de asumir en sociedades sin apenas recursos.

La obra de los ingenieros Eladio Dieste (Uruguay, 1917-2000) y Guillermo González Zuleta (Colombia, 1916-1995) son dos ejemplos de la capacidad expresiva de la arquitectura moderna latinoamericana.
 
Gimnasio Colegio Don Bosco. Montevideo. 1983. E. Dieste.1983. (Fuente: Facultad de Arquitectura Montevideo)
Iglesia San Cristóbal. Bogotá. González Zuleta. 1954. (Fuente: Rev. Informes de la Construcción)

Pasarán años hasta que se presente una iniciativa tan potente, conceptual  y funcionalmente, como el proyecto de Norman Foster de prototipo de una estación de drones para la recepción de material médico en Rwanda (2015). Un proyecto que parecía un canto al sol si no fuese porque recientemente los medios de  comunicación daban cuenta de la funcionalidad real de este sistema.

Maqueta de prototipo de estación de drones. Rwanda. N. Foster. 2015. (Foto: J. M. León)

Recreación de estación de drones. Rwanda. N. Foster. 2015. (Fuente: Plataforma Arquitectura)

Una vez más  la realidad nos pone ante la evidencia de que los “sabios” refranes tienen una doble lectura y bien podemos decir que “de aquellos polvos vienen estos lodos”, porque al fin y al cabo, polvos, lodos y barros están en la base de nuestra existencia.