jueves, 8 de febrero de 2018

La calle activa

Las calles de la ciudad constituyen un inmenso catálogo de situaciones en las que se mezclan el deambular con el trabajo, el tráfico con el ocio, el comercio con la fiesta, etc., generando, a pesar de las posibles dificultades de relación entre usos, una de las características que definen a la ciudad, la relación social entre sus habitantes.

Saigón. Foto J. M. L. (2009)
Saigón era hace unos años una de las ciudades con mayor número de bicicletas, motocicletas y motos, hasta convertir sus calles en un denso “continuum” de aquellas, sobre las que se transportaban todo tipo de enseres, y a veces varias personas en un difícil equilibrio circense.

Ante un río de ciclomotores, una joven ha establecido su puesto de venta, su propia motocicleta, en el borde de la acera. Sentada en un alcorque ofrece su mercancía, bonitos peces de colores que nadan en improvisados acuarios hechos con bolsas de plástico.

Abstraída en la lectura permanece completamente ajena al intenso tráfico y a la curiosidad de los transeúntes, como si su objetivo no fuese tanto el vender sus peces, como el de leer parapetada detrás de su puesto de venta.

Ahmedabad. Foto Aurora León (2008)
En Ahmedabad (India), un afanado sastre ha encontrado en la plataforma porticada de acceso al edificio situado a su espalda un adecuado espacio para su labor.

La cuidada arquitectura enmarca y acompaña su precisa labor. Le presta cobijo si llueve y la seguridad de poder dejar su máquina de coser “atada” a una de las columnas. Y su presencia, tres peldaños elevada sobre la calle, le permite convertir su imagen en una económica forma de publicidad. 

En ambos casos la ensimismada tranquilidad que transmiten ambos personajes, atentos a sus quehaceres y a la vez coexistiendo con la intensa vida de la calle, forma importante parte de la actividad social de la misma. 

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