Las calles de la ciudad constituyen un inmenso catálogo de
situaciones en las que se mezclan el deambular con el trabajo, el tráfico con
el ocio, el comercio con la fiesta, etc., generando, a pesar de las posibles
dificultades de relación entre usos, una de las características que definen a la ciudad, la relación
social entre sus habitantes.
Saigón. Foto J. M. L. (2009) |
Saigón era hace unos años una de las ciudades con mayor
número de bicicletas, motocicletas y motos, hasta convertir sus calles en un
denso “continuum” de aquellas, sobre las que se transportaban todo tipo de
enseres, y a veces varias personas en un difícil equilibrio circense.
Ante un río de ciclomotores, una joven ha establecido su puesto de venta, su propia motocicleta, en el borde de la acera. Sentada en un alcorque ofrece su mercancía,
bonitos peces de colores que nadan en improvisados acuarios hechos con bolsas
de plástico.
Abstraída en la lectura permanece completamente ajena al
intenso tráfico y a la curiosidad de los transeúntes, como si su objetivo no
fuese tanto el vender sus peces, como el de leer parapetada detrás de su puesto
de venta.
Ahmedabad. Foto Aurora León (2008) |
En Ahmedabad (India), un afanado sastre ha
encontrado en la plataforma porticada de acceso al edificio situado a su
espalda un adecuado espacio para su labor.
La cuidada arquitectura enmarca y acompaña su precisa labor.
Le presta cobijo si llueve y la seguridad de poder dejar su máquina de coser “atada”
a una de las columnas. Y su presencia, tres peldaños elevada sobre la calle, le
permite convertir su imagen en una económica forma de publicidad.
En ambos casos la ensimismada tranquilidad
que transmiten ambos personajes, atentos a sus quehaceres y a la vez coexistiendo con la intensa vida de la calle, forma importante parte de la actividad social de la misma.
Muy interesante el tema del blog.
ResponderEliminarMuchos no tendrán la oportunidad de estudiar un master big data