miércoles, 28 de febrero de 2018

Una plaza con orden

Considerada como uno de los espacios públicos más bellos de Italia, la Piazza Ducale de Vigevano, constituye un interesantísimo ejemplo de doble intervención urbana.

Vigevano (Foto: Wikipedia)

Primero, por la calidad de la arquitectura con la que se formalizaron, a finales del s. XV, los dos lados alargados y uno de los cortos de una nueva Plaza-Salón renacentista.

Segundo, casi dos siglos después, en 1860, por la inteligente solución proyectual con la que se construye la fachada del Duomo de San Ambrosio que hace de remate de la plaza, obra del arquitecto y obispo de origen madrileño Juan Caramuel y Lobkowitz.

Planta de la Plaza de Vigevano (del libro Piazze d´Italia. Paolo Favole.1972)

La introducción de un frente curvo soluciona la difícil relación de la planta del Duomo con la plaza, dado que el eje del templo está girado respecto al de la plaza. Y a la vez da continuidad a la alineación de la calle sobre la que se levanta, singularizando con su geometría cóncava la posición del templo.

En su fachada se abren cuatro grandes huecos de paso, solución ajena a la tradicional de número impar de vanos. Dos de ellos, los centrales, dan entrada al Duomo. A través del situado a su derecha se accede a la torre del mismo, y por el de la izquierda se resuelve sutilmente la conexión con la Vía Carlo Alfredo.

De esta forma, la fachada se convierte en una verdadera, y a la vez equívoca, escenografía urbana haciendo de la plaza un teatro donde se (re)presenta la vida cotidiana.



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