Desde la Antigüedad se conoce la voluntad –interesada- de
los regidores de las ciudades por “asegurar” los favores de la divinidad, o de
alguno de sus próximos (santos), poniendo aquellas bajo la protección celestial.
En unos casos, bajo la fórmula del ofrecimiento de la ciudad o del edificio que se trate, en otros utilizando la figura del "santo" como intermediario ante un poder supremo.
Santa Sofía. Estambul. (Foto J.M.L.) |
En el interior de la antigua iglesia bizantina de Santa Sofía, posteriormente mezquita y hoy museo público de la actual ciudad de Estambul, y ocupando un tímpano de la entrada suroeste se encuentra un elaborado mosaico (c. 950) con dos figuras coronadas y con aureola a ambos lados de la Virgen María con el niño Jesús en su regazo.
Se trata de los emperadores Constantino y Justiniano I, el primero con una fortaleza en sus manos, simbolizando la ciudad que fundada con su nombre (“Nea Roma Constantinopolis”. año 330), y el segundo con la “maqueta” del templo que mandó construir (Iglesia de la Santa Sabiduría de Dios. años 532-537). Ambos presentan y ofrecen sus “obras” a la Virgen y a Jesús.
San Geminiano. Taddeo di Bartolo.1391 (Foto: D. Cortinovis) |
De forma parecida, el pueblo de San Gimignano, cuyo nombre es fruto del reconocimiento al obispo San Geminiano, que según las crónicas había protegido la población de las tropas de Atila , es representado en una obra de Taddeo di Bartolo.
La figura ocupa el panel central de un retablo, acompañado de escenas de su vida. La mano derecha del obispo está bendiciendo a quien le observa, mientras con la izquierda sostiene una bandeja en la que se representa, dibujada con gran precisión, la ciudad amurallada con sus altas torres.
Ambos ejemplos, además de su valor artístico, incorporan en las manifestaciones de su advocación, la representación simbólica o realista del ámbito a proteger, constituyendo en sí mismas un importante testimonio gráfico sobre la historia de la ciudad y sus edificios .
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