lunes, 5 de marzo de 2018

La ciudad metafísica

Quien contempla la obra de Giorgio de Chirico (1888-1978), especialmente la realizada en las primeras décadas del siglo XX, tiene la ocasión de penetrar en un silencioso y lírico mundo arquitectónico.
Un mundo en el que la realidad se confunde, o mejor dicho se funde con el sueño y el pasado.

El enigma de la llegada. G. de Chirico. 1912
Un mundo construido de espacios urbanos sin vida apenas, inquietantes plazas vacías, alargadas sombras que cortan las perspectivas de sus teatrales calles, elementos arquitectónicos y escultóricos reconocibles desde la distancia bajo el contraste de la luz y la sombra, etc.

Melancolía. G. de Chirico. 1913
La mañana angustiada. G. de Chirico. 1912

Plazas con pórticos herederos del pasado, bajo los que nadie se protege, solitarios “maniquíes”, chimeneas, fuentes, estanques y esculturas, especialmente de Ariadna en actitud de ensoñación, que parecen intercambiarse de un cuadro a otro.

La alegría del regreso. G. de Chirico1915
Misterio y melancolía de una calle. G. de Chirico. 1914

Lugares en los que el tiempo y el movimiento parecen haberse detenido, sino fuese por el humo de los trenes que discurren en su horizonte o las velas que sugieren el paso de unos barcos que no se ven.

Piazza d´Italia. G. de Chirico. 1913
"Una ciudad del silencio", utilizando las palabras de Gabriele D´Annunzio, ajena a la realidad cotidiana y que a veces intuimos al deambular de madrugada por las calles y plazas de nuestras ciudades, porque no olvidemos que al otro lado de la ciudad real se encuentra la ciudad “surreal”.



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