Todas las ciudades contienen en su interior muchas otras. Para empezar las que fueron a través de su historia y las que cada uno ha
vivido.
Pero la ciudad de Arequipa (Perú) tiene la suerte
de contener otra ciudad físicamente. Se trata
del Convento de Santa Catalina.
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Patios Convento Sta. Catalina (J. M. L.) |
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Patios y celdas Convento Sta. Catalina (J.M.L.) |
El Monasterio de Monjas Privado de la Orden de Santa Catalina de Siena, éste es su nombre original, es un conjunto monástico de importante tamaño, fundado en el s. XVI y desarrollado hasta el s. XVIII, compuesto por calles, estancias, lugares de trabajo, lugares de oración, cocinas, etc., y patios, muchos patios. Unos pequeños, como habitaciones sin techo, para iluminar y dotar de intimidad a éstas y otros de mayor tamaño, porticados, donde propiciar el encuentro y el paseo.
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Celda Convento Sta. Catalina (J.M.L.) |
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Patio claustro Convento Sta. Catalina (J.M.L.) |
A diferencia de un convento tradicional, en el de
Santa Catalina, los alojamientos están individualizados con sus recámaras para que las monjas, la mayoría
provenientes de nobles y adineradas familias, pudiesen estar acompañadas por
sus criadas, lo que trasladado al plano del conjunto una mayor complejidad tipológica.
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Patios Convento Sta. Catalina (J.M.L.) |
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Celda y patio Convento Sta. Catalina (J.M.L.) |
La densidad de lo que podríamos llamar su trama, la
concatenación de sus diversas construcciones y espacios libres, la variedad de
sus escalas, la secuencia de luces y penumbras, y la rotundidad de su colorista
construcción hacen de su visita un magnífico ejemplo de la
promenade architectural, utilizando la expresión acuñada por Le
Corbusier.
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Planta del Convento de Santa Catalina. Arequipa (Foto: J. M.L.) |
Un recorrido que empieza o termina, según cada cual, deteniéndonos ante el plano del Convento que ilustra perfectamente la bondad de una sólida arquitectura hecha de sucesivas agregaciones, más o menos regulares, pero perfectamente concatenadas a través de sus calles, claustros y plazoletas y sobre todo de los silencios de sus antiguas moradoras.
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