A lo largo de la historia de la arquitectura ha sido frecuente el
utilizar los edificios como soporte para contar y cantar las gestas y victorias de los
dioses, gobernantes y héroes, bien a modo de hermosos tapices tallados o pintados, bien resaltando la presencia de un personaje concreto.
Detalle pared Templo Kom Ombo. Egipto |
Antón Pilgram (c.1460-1516). Catedral de San Esteban. Viena. (J.M.L.) |
La presencia de la figura humana, que tenía un importante
protagonismo en las fachadas de los edificios, fue sustituida, primero, por la
geometrización compositiva desornamentada y, posteriormente, por la
expresividad de los materiales de construcción y de la tecnología constructiva.
Pero a la par que se desarrollaba con potencia esta nueva y
radical corriente transformadora, se realizaban magníficas obras en las que la figura humana tenía su sitio, unas veces como sutil detalle, otras desde la autonomía de la representación escultórica.
Adán y Eva. P Biblioteca Estocolmo. E.G. Asplund.1918-28 |
Amanecer. G. Kolbe. 1928.Pabellón Barcelona. M.V.R. |
Pero en general, durante la mayor parte del siglo XX la arquitectura
occidental, entendida de forma amplia, se manifestará haciendo gala de rotundos volúmenes, tersos planos y composiciones geométricas.
Sólo se recuperó la presencia de la figura humana en los edificios de algunos países que en un momento determinado fomentaron la “falsa idea” de su interés por el pueblo, o cayeron en “el culto” a la personalidad de sus líderes o “banalizaron” la propia idea de la arquitectura.
Palazzo della Provinzia. Nápoles.1936. Chiaramonte (J.M.L.) |
Team Disney. Burbank. EE.UU. 1990. M. Graves |
Una singular excepción la constituyó la militancia de Le Corbusier, pintor y escultor además de arquitecto, que incorpora en muchos de sus edificios, como guiño a la importancia de sus usuarios, la figura de su “Modulor”.
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