Pasados dos años del triunfo de la Revolución Cubana (1 de enero de 1959) Alexander Korda fotografía a Fidel Castro y a Ernesto "Che Guevara" jugando en el Country Club de La Habana, elitista Club de Golf al que en su día se impidió el acceso al Presidente y dictador Batista por ser mulato.
![]() |
Fidel Castro y Ernesto "Che" Guevara en el Country Club de Golf. La Habana (Foto: Alexander Korda. 1961) |
Allí hicieron pública la idea de construir en aquel lugar las nuevas Escuelas Nacionales de Arte (Plástica, Danza Moderna, Ballet, Música y Teatro) destinadas a estudiantes de Asia, África y América Latina.
Ese mismo año el Proyecto se encargó al arquitecto cubano Ricardo Porro (1925-2014) y a través de él a los italianos Vittorio Garatti (1927-) y Roberto Gottardi (1927-2017), con los que había colaborado en Venezuela y compartían el apoyo a la nueva situación cubana.
Desde el principio tres conceptos marcaron las reflexiones y propuestas del equipo: la integración de los edificios en el entorno natural, la libertad en el diseño de cada una de las Escuelas y la utilización de un material y sistema constructivo común, el cerámico en muros y bóvedas a la catalana.
El resultado constituye un conjunto de arquitecturas que pueden crecer con el tiempo, distribuidos por el antiguo "green" y con una expresiva formalización, común y diferente a la vez, en la que las cubiertas conforman un nuevo paisaje.
![]() |
Plano general con las cinco Escuelas (Desde arriba siguiendo las agujas del reloj: Artes Plásticas, Dramáticas, Danza Moderna, Ballet y Música (Fuente: wikiarquitectura) |
Todos ellos comparten una rica secuencia de espacios, unos más abiertos (plazas y patios), otros que hacen de filtros (porches y corredores interiores) hasta llegar a los más cerrados (aulas, talleres, salas, etc.)
![]() |
Escuela de Artes Plásticas. R. Porro. Planta y Vista del patio (Foto: J. M. León) |
![]() |
Porche y Paso entre aulas (Fotos: J. M. León) |
Por el contrario, en la de Danza Moderna, el mismo arquitecto utiliza una traza más cuadrangular con violentos quiebros y aristas que parecen querer transmitir la tensión del momento. Su ruda geometría se traslada a la imagen del conjunto con la presencia de los nervios que segmentan las cúpulas.
![]() |
Escuela de Danza Moderna. R. Porro. Planta y Vista cubiertas (Fuente: skyscrapercity) |
![]() |
Aula y Sala de ensayos (Fotos: Äke E: Hijo Lindman) |
Vittorio
Garatti plantea la Escuela de Música como un largo edifico de aulas y
cabinas adaptado a la topografía, al que contrapone una
importante pieza, más compacta, que englobaba las salas sinfónicas y de cámara, que lamentablemente no llegaron a construirse.
![]() |
Escuela de Música. V. Garatti. Planta y Detalle fachada (Foto: wikimedia commons) |
![]() |
Detalle fachada (Foto: Ivo Stani) y Galería exterior (Fuente: a+t Research Group) |
En la Escuela de Ballet, también de Garatti, el planteamiento se aproxima al de la Escuela de Artes Plásticas con el empleo de una geometría organicista. Destacan las airosas cúpulas, mientras el ajuste de las bóvedas a la geometría en planta produce sugerentes efectos de luz y sombra.
![]() |
Escuela de Ballet. V. Garatti. Planta y Vista cubiertas (Fuente: Habana Radio) |
![]() |
Galería interior y Sala de baile |
Por último en la Escuela de Artes Dramáticas, Roberto Gottardi plantea un pequeño y denso núcleo con estrechos pasos que drenan el conjunto hacia el teatro situado en el centro. Dos agrupaciones de aulas (no realizadas), situadas a ambos lados creaban un nuevo espacio abierto hacia el río.
![]() |
Escuela de Artes Dramáticas. Planta y Detalle fachada (Fuente: area-arch) |
![]() |
Paso interior (Foto: B. Murray. cubanartnews) y Sala al aire libre (Fuente: aplus.net. cubanartnews) |
En resumen, una arquitectura que supuso una ruptura con el funcionalismo de los años 50, con influencias del organicismo y que introduce la historia y la tradición en su diseño, aproximándose a un singular “regionalismo crítico”.
Lamentablemente las difíciles circunstancias socio económicas creadas a partir del bloqueo de los EE. UU. y el cambio de la política cubana dejaron las obras sin terminar. Su reconocimiento internacional en los años 90 propició la reparación de una parte de la edificación existente (Escuelas de Artes Plásticas y de Danza).
La persistencia de su precaria economía deja pendiente la deseada finalización de un legado que ni Cuba ni la Arquitectura debieran perder.